los ojos del conteiner

Publicado el 22 mayo 2011 por Serlibre


Me pare justo en tu mirada, donde te insinuabas, dentro del conteiner de basura. Tus ojos, dos faros en el hastío de la ciudad, una mujer del lado de afuera (quizás tu madre) sonreía al compás del vaivén de la tapa que te ocultaba. Me atrapaste rato largo. Me perdí con tus ojos en el túnel de la ignominia y desperté con el temblor de mi piel. Quise seguir tu rastro mientras el colectivo me llevaba más allá de lo posible. No me hizo falta bajarme para tocarte, me dolías en el entrecejo de mi consciencia, esa parte tantas veces mutilada por un consentimiento silencioso.
Ya no te veía pero me perseguía la basura en la que vos parecías danzar con algarabía. Deposité tu rostro en otros rostros y sume improntas de desolación para hacerlas filtrar por alguna hendidura de empatía de aquellos que podían contagiarse de tu candidez y devolvértela con creces. Crecías dentro de mí al ritmo de tus tripas vacías y no bastaría mi huelga de hambre para saciarte. Te debíamos mucho, más de lo imaginado en un corto trayecto.
Si te hubiera visto antes de votar (de allí estoy volviendo) no sé si no me hubiera temblado la mano derecha para elegir candidatos y las boletas multicolores habrían quedado cuidadosamente dobladas sin marca alguna, solitarias, como vos y tú madre, como yo y mi dolor, pero ya no puedo retornar, no tengo segunda vuelta. Me llevo el brillo de tus ojos como el mejor trofeo de la jornada bajo la promesa de no venderlo en subasta pública.