"Al principio todos tocábamos skiffle, incluso los Beatles."
—Porque no estabas mirando.
—Porque te estaba mirando a ti, papá, por eso.
—No estabas viendo la tele.
Y eso era todo. Creo que detrás de aquello se ocultaba el temor a desperdiciar la recién adquirida novedad conocida como energía eléctrica. Entonces me iba a un pequeño cobertizo exterior de la cocina que llamábamos la «carbonera» y me ponía a hacer primitivos experimentos fotográficos con una cámara de agujero sin lente. Con una caja de zapa- tos, una lámina de papel de bromuro y una bombilla roja me construí un mundo al que podía escapar para acceder al reino de los grandes fotógrafos. Algunas fotografías eran bastante buenas. Me pregunto dónde estarán ahora. Al poco tiempo ingresé en la escuela Ruislip Manor y empecé a jugar al baloncesto en la cercana base aérea estadounidense. Llevábamos uniformes de color azul claro y zapatillas deportivas Converse. Yo era el más bajo del equipo, pero me dejaban jugar porque podía correr y escabullir- me bajo las piernas de los otros jugadores. Todos los miembros del equipo idolatrábamos a los Harlem Globetrotters, y siempre que venían a Wembley, Art y Ted me llevaban a verlos. Pensaba que eran unos auténticos magos, y no sólo por la forma en que jugaban al baloncesto, sino también por la música, ya que utilizaban de fondo musical el gran clásico del jazz «Sweet Georgia Brown».En la escuela, Art corría carreras de vallas, así que me uní al equipo de atletismo y me dediqué a las carreras de fondo. Eran algo así como diez o doce kilómetros y me encantaba correr, oyendo en mi cabeza retumbar los ritmos y riffs de guitarra, al igual que hacéis vosotros.
Fuente: Ron Wood / Memorias de un Rolling Stone (Global Rhythm Press)
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