Esta noche conoceremos cuál es, según el criterio de los miembros de la Academia, la mejor película de 2015. Probablemente yo no estaré de acuerdo. La gran favorita es El renacido, cuya perfección técnica le aporta una intensidad tremenda a una historia a la que le sobra un pretencioso misticismo impostado. Yo me decanto por Spotlight, por su sabiduría narrativa e interpretativa para contar un hecho escabroso huyendo de cualquier sensacionalismo. Mi preferida sentimental es Mad Max: Furia en la carretera, un remake/reboot/secuela tardía cuya inventiva visual y estética la conveirten en algo completamente nuevo. Luego tenemos La gran apuesta, la tragedia de nuestro tiempo contada como si fuera una comedia. El puente de los espías demuestra la vocación humanista de un Spielberg que ya es un clásico en activo: al film, impecable, solo se le puede achacar cierta inocencia. Marte es la historia de un náufrago espacial en una situación desesperada contada con un humor y un optimismo algo contradictorios. Brooklyn es una historia demasiado amable de las dificultades de una chica que emigra de Irlanda a Nueva York. Por último, no puedo decir nada de La habitación porque no he podido verla. Pido disculpas... pero es que tengo un hijo de dos años y medio.
Sobre los directores, resulta difícil no rendirse a la apabullante personalidad artística de un veterano como George Miller, presente en cada apoteósico plano de Mad Max: Furia en la carretera. A Alejandro González Iñárritu no se le puede negar que domina la técnica cinematográfica como pocos en El renacido. Adam McKay es un gran director de comedias y demuestra un registro un poco diferente en La gran apuesta. Thomas McCarthy consigue que sus actores brillen y hace emocionante el ver a unos periodistas tachando nombres de una lista de curas sospechosos en Spotlight.
En cuanto a los actores principales, todo el mundo espera que gane Leonardo DiCaprio por El renacido. La verdad es que se llevaría el premio por un despliegue de gruñidos. Personalmente, no me he creído que DiCaprio pueda ser el padre de nadie. De Michael Fassbender se puede decir que realmente se transforma en Steve Jobs, saca su lado menos amable y hasta consigue que nos olvidemos de lo guapo que es. Eddie Redmayne sobreactúa en La chica danesa, pero también es verdad que expresa la fragilidad y la inseguridad de su personaje transexual. Matt Damon logra que su personaje sea de esos con los que te identificas inmediatamente en Marte. Por último, Bryan Cranston está nominado por Trumbo, por estrenar en España... y yo no pirateo. Casi nunca. Quiero reivindicar al gran olvidado en este apartado: Idris Elba está soberbio en Beasts of No Nation y su nominación habría evitado la polémica en una gala en la que solo pueden ganar representantes de la raza blanca.
Charlotte Rampling merece sin duda el Oscar como actriz principal por 45 años, película que debería haber tenido alguna nominación más. Cate Blanchett consigue hacernos creer que puede ser madre sufridora, esposa rebelde, amante apasionada y la más elegante de todas en Carol, otra película que merecía más atención de la Academia. Saoirse Ronan sostiene completamente una película como Brooklyn con una interpretación asombrosamente contenida. Por último, Jennifer Lawrence en Joy hace un papel de esos más grandes que la vida. Ya ganó un Oscar por lo mismo con El lado bueno de las cosas. No se lo van a dar otra vez. Digo yo.
Actor de reparto. Lo de Mark Ruffalo es impresionante porque realmente se convierte en otra persona, cambiando incluso la fisonomía de su rostro con el gesto en Spotlight. Pero suena más Sylvester Stallone, que con su rostro pétreo aspira al Oscar por enfrentar a Rocky a su pelea más chunga en Creed. Tom Hardy cambia el acento y se convierte en un bruto salvaje en El renacido: nada nuevo. Mark Rylance es el espía ruso más majo y entrañable de todos en El puente de los espías. Y Christian Bale consigue humanizar en La gran apuesta lo que podría haber sido la caricatura de un friki experto en finanzas.
Actriz de reparto. Rachel McAdams no es precisamente la mejor interpretación de Spotlight, pero sí la única femenina. Rooney Mara en Carol interpreta a uno de los personajes más interesantes y originales que he visto en los últimos años. Jennifer Jason Leigh ganaría el Oscar por un papel de víctima que le ha valido acusaciones de misoginia a Los odiosos ocho. Kate Winslet opta al Oscar por ser "la constante" en la vida de Steve Jobs. La mejor, para mí, es Alicia Vikander, que hace un papel magistral en una película menor como La chica danesa.
Guión adaptado. Drew Goddard entrega un guión ingenioso pero algo domesticado en Marte. La gran crítica contra el guión de La gran apuesta es su jerga económica. Exagerados. Carol adapta con sensibilidad y mucho subtexto la primera novela de Patricia Highsmith. El Nick Hornby guionista de Brooklyn tiene poco que ver con el de su novela Alta fidelidad. Me quedo con Carol.
Guión original. Ex Machina indaga en la esencia de la existencia humana pero también en la diferencia entre los sexos. Straight Outta Compton es un biopic que consigue ir un poco más allá. Nadie diría que los hermanos Coen metieron mano en el guión de El puente de los espías. El guión de Spotlight se apoya magistralmente en el subtexto, la sutileza y lo no contado. Va a ganar. La idea de Del revés no puede ser más original y más bonita.En cuanto a la mejor película de animación, hay una clara favorita: Del revés. Por otro lado, La oveja Shaun es un portento de animación tradicional que tiene la sabiduría perdida del cine mudo. Es Aardman. Anomalisa es la tristísima primera película animada para adultos nominada al Oscar, de Charlie Kaufman. La brasileña El niño y el mundo es un derroche artístico que habla literalmente de un niño que descubre el mundo -globalizado, contaminado, desigual y deshumanizado- y la pérdida de la inocencia que eso conlleva. Lamentablemente no he podido ver El recuerdo de Marnie, del Studio Ghibli.
Banda sonora. El veterano Ennio Morricone es Oscar seguro por su atmosférica partitura para Los odiosos ocho. John Williams no se cansa de hacer música buenísima, como demuestra en El despertar de la Fuerza. Me ha gustado mucho lo que hace Jóhann Jóhannsson al ponerle la música de una peli de terror a Sicario. También se me ha quedado en la cabeza lo que ha hecho Carter Burwell -habitual del cine de los Coen- con la música de Carol. Soy un romántico.
No sé nada de trapos, pero hay que reivindicar el trabajo del único español nominado este año, Paco Delgado. La ropa de mujer no es solo ropa en La chica danesa sino que resulta clave para contar la historia. Por otro lado, lo único que valía la pena ver en La Cenicienta eran los vestidos de Sandy Powell, nominada también por Carol, en la que tiene la ventaja de vestir a la elegantísima Cate Blanchett. Hay una tonelada de imaginación punk en los vestuarios de Mad Max: Furia en la carretera. Y la nominación de El renacido no se entiende. ¡Si van con harapos!. Es broma.
Mi categoría favorita es la de los efectos especiales. Creo que deberían ganar, sin duda, los de El despertar de la Fuerza. La mayor virtud de los efectos de Mad Max: Furia en la carretera es que piensas que no los hay, que es una peli como las antiguas. Creo que Ex Machina tiene buenos efectos solo si tenemos en cuenta que es un film de bajo presupuesto. En El renacido hay muchos efectos digitales -la batalla en falso plano secuencia, el ataque de la osa- y creo que eso va en contra de la película. Marte no tiene efectos especiales dignos de mención. ¡Si el protagonista se pasa la peli delante de una webcam!. Es broma.Por último, parece cantado que El hijo de Saúl ganará en la categoría de película de habla no inglesa. No he visto las otras nominadas, pero desde luego el film húngaro es duro, potente y deja al espectador verdaderamente agotado. Lo mismo me ocurre con la categoría de mejor documental: solo he visto Tierra de cárteles, soberbio ejercicio de contar una historia con imágenes reales. Pero seguramente el Oscar será para Amy.