Sin embargo mis esperanzas estaban puestas en tres películas que este año me hicieron vibrar y tuvieron desigual suerte. La peor parte fue para "Biutiful" que no obtuvo ninguno de los dos premios a los que aspiraba pese a la madurez y elegancia que desprende el film. "Toy Story 3" se llevó dos premios, el que se esperaba para la mejor película de animación y a la mejor canción (los Académicos una vez más no quisieron arriesgar) y mi gran esperanza "Origen", pese a lo que algunos críticos quieran vender, no tuvo suerte. Aunque fueron cuatro estatuillas todas fueron de importancia menor (sonido, montaje de sonido, fotografía y efectos especiales).
Entre los premios interpretativos ninguna sorpresa. Colin Firth debía de estar levantándose del asiento incluso antes de oir su nombre, Natalie Portman estaba ejercitando el brazo para aguantar con elegancia el oscar cuando lo recibiera, Christian Bale practicaba cómo se hacía el sorprendido cuando le tocara el turno y Melissa Leo ejercitaba la boca para poner la mejor de las sonrisas.
Y luego quedan esos grandes fracasos que tanto gusta recordar. Este año el turno fue para "Valor de ley", "Los chicos están bien" y "127 horas". Ningún premio para ellos pero espectadores de lujo del bodrio que estaban aguantando.
Esperemos que el año que viene suba el listón...
José Daniel Díaz