Los padres de hoy en día tienen menos probabilidades de tener un segundo hijo

Por Pequelia @pequelia

Según un estudio desarrollado por el Instituto Max Planck (Alemania), las parejas que concibieron su primer bebé y que con ello experimentaron la mayor felicidad, tienen menor probabilidad de tener un segundo hijo. La principal razón que apuntan los expertos es la pérdida del bienestar en todos los sentidos, disponibilidad de tiempo, gasto económico, etc., apuntan además que esta situación se da especialmente en los padres que tienen un nivel educativo elevado.

La investigación trata un tema que se puede considerar tabú, es raro que se hable de la pérdida de felicidad y bienestar que experimentan los padres después de tener su primer hijo. El estudio muestra que los padres alemanes experimentan una caída de la satisfacción y el bienestar inicial al año siguiente del parto, y esta insatisfacción es similar a la que provocan otros problemas que se tratarán a continuación.
Según los resultados de la investigación, si los políticos quieren incrementar la tasa de natalidad deben prestar atención al bienestar de los padres, especialmente tras el nacimiento del primer hijo. De esto ya hemos hablado en otras ocasiones, las ayudas que se ofrecen son insuficientes, no se logra alcanzar la conciliación laboral y familiar, no existe una estabilidad económica que permita a los padres plantearse tener otro hijo más. En la investigación, los expertos quisieron averiguar cómo el nacimiento del primer hijo influía en la felicidad de los padres, para ello tomaron los datos de un estudio sobre el nivel socioeconómico alemán en el que participaron 20.000 personas, contestando sobre su nivel de satisfacción en la vida en una escala de 1 a 10.

De los datos obtenidos se desprende que los padres sufren una pérdida del bienestar tras haber tenido a su primer hijo, el promedio de reducción en la escala de la felicidad se situó en 1’4 puntos en comparación con el bienestar que sentían dos años antes de tener al bebé. Sólo el 30% de los participantes del estudio aseguraron que no habían sufrido una reducción del bienestar por haber tenido a su primer hijo, por otro lado, una tercera parte experimentó una pérdida de dos o más puntos en esta escala de felicidad. Los expertos explican que esta pérdida de felicidad es comparable a la que se experimenta por el desempleo, el divorcio o la muerte de uno de los progenitores.

Según los cálculos realizados, la experiencia del primer hijo condiciona significativamente las posibilidades de tener un segundo hijo. El 58% de las parejas que tuvieron un segundo hijo experimentaron una caída del bienestar y felicidad de tres puntos o más. Entre los padres que no sintieron que su felicidad se había reducido, un 66% tuvieron un segundo bebé, lo que demuestra que las probabilidades de que las parejas conciban un segundo hijo son mucho mayores si cuentan con la felicidad y estabilidad necesaria.

Los padres mayores de 30 años que tenían estudios estaban especialmente influenciados por el estado de bienestar a la hora de tener un segundo bebé, son padres que han aprendido lo que significa tener un hijo, y por ello se piensan mucho tener un segundo bebé. Se quejan de la falta de sueño, del estrés que experimentan, de la sensación de pérdida de libertad y control sobre sus vidas, las dificultades en la conciliación laboral y familiar, a esto hay que añadir los posibles problemas que hayan surgido en el parto.

Según los investigadores, la pérdida inmediata del bienestar durante el primer año de paternidad tiene que ser puesta en perspectiva, antes de tener al bebé el nivel de felicidad se incrementa de forma significativa, pero tras el nacimiento se reduce a medida que pasa el tiempo y un segundo hijo no ayuda a aumentar el nivel de felicidad en general.

La mayoría de las parejas alemanas comentan que les gustaría tener dos hijos, sin embargo, la tasa de natalidad sigue reduciéndose, las parejas no se aventuran a tener un segundo hijo. Quizá la falta de sueño y otros problemas se puedan superar, pero la falta de bienestar económico y las ayudas para poder criar a un bebé son fuertes condicionantes que hacen replantearse aumentar más la familia. ¿Servirá este estudio para que los políticos cambien la estrategia que llevan a cabo para fomentar la natalidad?

Sin duda, es una investigación interesante que trata un tema del que no se habla mucho, el nivel de felicidad y bienestar de una pareja al tener su primer hijo a corto y medio plazo. Podéis conocer más detalles de la investigación a través de la página oficial del Instituto Max Planck.

Foto | Joshua Rappeneker

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