La rapidez del golpeteo es increíble, más de una docena de veces por segundo. Tanto que cuando en primavera oímos el picoteo sobre los árboles, más que un repicar parece un crujido, tal es la cadencia de golpes con el pico. Una adaptación especial evitará que el cerebro o los ojos sufran con tanto golpe. Los ojos en concreto, se protegen por rnedio de la membrana nictitante, que es un tercer párpado translúcido que cubre los ojos y hace que no sufran daño con las astillas que saltan al golpear en los árboles. Este tercer párpado es común a los reptiles y a otras aves. El cerebro, está fuertemente anclado en la cavidad craneana y al poseer una baja cantidad de fluido, el cerebro no se golpea contra el interior de la cavidad que lo aloja. Así mismo, la conexión entre el pico y el cráneo se realiza mediante huesos esponjosos que absorben los impactos, y la lengua posee una disposición peculiar que rodea al cráneo como un cinturón convirtiéndose en una especie de muelle que disipa los impactos.
La rapidez del golpeteo es increíble, más de una docena de veces por segundo. Tanto que cuando en primavera oímos el picoteo sobre los árboles, más que un repicar parece un crujido, tal es la cadencia de golpes con el pico. Una adaptación especial evitará que el cerebro o los ojos sufran con tanto golpe. Los ojos en concreto, se protegen por rnedio de la membrana nictitante, que es un tercer párpado translúcido que cubre los ojos y hace que no sufran daño con las astillas que saltan al golpear en los árboles. Este tercer párpado es común a los reptiles y a otras aves. El cerebro, está fuertemente anclado en la cavidad craneana y al poseer una baja cantidad de fluido, el cerebro no se golpea contra el interior de la cavidad que lo aloja. Así mismo, la conexión entre el pico y el cráneo se realiza mediante huesos esponjosos que absorben los impactos, y la lengua posee una disposición peculiar que rodea al cráneo como un cinturón convirtiéndose en una especie de muelle que disipa los impactos.