En principio, cabe decir que no es delito tener una cuenta en Suiza, siempre y cuando se declaren en España los bienes y derechos que se tienen en el extranjero (cuentas y depósitos, valores y bienes inmuebles) y cuya cuantía supere los 50.000 euros en cada uno de estos conceptos. Si es menor, no se está obligado a declararlos. Aparte de la menor fiscalidad, las cuentas en Suiza gozan de una absoluta confidencialidad. La ley suiza prohíbe no sólo revelar el balance de una cuenta, sino también el nombre de sus titulares y los movimientos o transacciones que se realizan con ella. Además, la evasión fiscal no es delito penal en Suiza, sino civil, por lo que los bancos mantienen el secreto bancario a menos que un juez suizo crea que se ha cometido un crimen de especial gravedad.
Lo verdaderamente alarmante de la lista Falciani es la inmoralidad que resalta en los que la integran, la sustancia de la que está hecha una parte considerable de la élite de este país, incapaz de dar ejemplo de civismo y honestidad, y proclive sólo a procurar su máximo beneficio y defender exclusivamente sus privilegios a costa de la mayoría de la población. Esos son los “patriotas” de Falciani, avariciosos sin escrúpulos.