Los Payá

Publicado el 20 marzo 2017 por Tomarlapalabra

Original El fogonero

Fidel le temía tanto a Oswaldo como Raúl a Rosa María. Para los hermanos Castro el apellido Payá y, sobre todo, los nombres del padre y de la hija significan lo mismo que la cruz para el diablo. Pocos han hecho parecer tan débil al régimen de Cuba como esos dos seres indefensos.

Oswaldo Payá halló el único resquicio de libertad que había en la opresora Constitución cubana. Y, a través de él, logró lo impensable: un camino legal que le permitiera recolectar las firmas necesarias para presentar al gobierno una solicitud de cambios.

Así fue que el fundador y organizador del Proyecto Varela obligó a Fidel Castro a tener que admitir su verdadera naturaleza. El día que la inmensa mayoría de los cubanos fueron forzados a votar por el carácter irreversible del socialismo, la revolución demostró ser lo que todos ya sabíamos, una dictadura.

Cuando murió Oswaldo, los hermanos Castro creyeron haberse librado de Payá. Nunca calcularon que Rosa María era tan persistente como su padre. Desde entonces la frágil muchacha no ha dejado de tocar puertas por todo el mundo; cada vez que se le abre una, denuncia con firmeza el oprobio en el que están sumidos los cubanos.

El hecho de que impidieran que Luis Almagro, secretario general de la OEA, pudiera viajar a La Habana y recibir el Premio Oswaldo Payá Libertad y Vida, demuestra cuán frágiles se siguen sintiendo frente al padre y la hija. Con sus gestos desesperados le han dado al reconocimiento la trascendencia que merecía.

Con Oswaldo trataron de que pareciera un accidente, ojalá que nunca se atrevan a tocarle un pétalo a Rosa María.