“No somos ni de izquierdas ni de derechas…” “La solución está en poner a España por encima de los partidos y luchas de clases…”
Estás consignas fueron lanzadas por el jerezano José Antonio Primo de Rivera, hijo de dictador y dictador él mismo en el llamado “Mitin de la Comedia” porque se celebró en el madrileño Teatro de la Comedia, aunque a la postre resultaría una verdadera tragedia para el pueblo. Los principales actores fueron Julio Ruiz de Alda, Ramiro de Ledesma Ramos y el propio José Antonio Primo de Rivera quien, según las crónicas de la época “profetizó los males que a España le sobrevendrían si en las próximas elecciones ganaba el Frente Popular” Pero el principal objetivo del mitin, aparte de la propaganda fascista, estuvo en la unificación de Falange Española con las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista (JONS) de Ramiro de Ledesma Ramos, pasándose así a las siglas de FE y de las JONS y llegando la “T” de tradicionalista cuando, el golpista, perjuro general y futuro dictador Francisco Franco, unifico
Falange y requetés en un solo partido para evitar conflictos entre ellos mismos, creando la agrupación F.E.T. y de las J.O.N.S. de la que se autoproclamó jefe supremo, prendiéndose a partir de ese momento el “cangrejo” ( el yugo y las cinco flechas) en su “imperial” uniforme de usurpador de la legalidad. ¿Profusión de datos? Nunca son pocos para conocer al enemigo. El desencanto político de los ciudadanos, los vaivenes y los desórdenes la, en algunos aspecto, incauta o confiada dirección de la II República, no queriendo darle importancia a lo que se venía encima y otros reiterados desajustes que aquí no vienen al caso pero que de ninguna forma podremos triterar si no queremos repetirlos, eran las aguas revueltas que estos oportunistas necesitaban para cobrar buenas piezas, incluso entre las clases oprimidas que se unieron a la camarilla falangistas tras la promesa de privilegios y garantías de una vida mejor. Tales prebendas llegaron, sí, pero sólo para unos pocos y a costa de la muerte de más de un millón de seres humanos; para el resto llegaba la hambruna, la miseria, las persecuciones y la
opresión durante casi medio siglo. Más tarde asomaría la increíble constatación de que todo estaba “atado y bien atado” y la realidad de que aquel renombrado Mitin de la Comedia había dado en el clavo (hay que reconocerlo) para casi un siglo y si se pone en duda no hay más que observar a bulto: la “unificación PPSOE cambiando una constitución descafeinada y redactada al gusto constituyente franquista, en la que se le ha dado prioridad al pago de la deuda sobre todo derecho, argumentando para esa modificación recovecos legales honestamente incomprensibles. La gubernamentalización de los sindicatos, vía subvenciones estatales, hasta dejarlos desprovistos de su esencia de lucha de clases y hacer de ellos un remedo del viejo sindicalismo vertical; el nepotismo practicado, sobre todo en los dos grandes partidos políticos, la llamada alternancia en el poder que se nos ha presentado como señal inequívoca de madurez política y que, en la práctica, no ha sido más que una reproducción de vetusto Bienio Conservador-Liberar de Cánovas y Sagasta, de no grato recuerdo para (si quedara alguno) “los cesantes”… Si a todo esto le añadimos la corrupta acción de la Corona, primera institución del Estado, que aún no se sabe desde dónde hasta donde llega y las otras corrupciones de las que no se salvan ni los leones de las cortes, pues tenemos el terreno abonado para que otro Mitin de la Comedia venga a decirnos, como ya pasa, que hay que poner a España sobre todo lo demás. Actualmente se hace mucho hincapié en que la generación mejor formada de la historia está llamada a la emigración. Me pregunto si realmente estamos frente a la generación mejor formada o simplemente (en un país en el que hubo ilustrados pero nunca Ilustración) nos encontramos frente a las generaciones cuya formación ha sido mejor pagada, aunque jamás la educación estuviera a la cabeza de los Presupuestos Generales del Estado ni su dotación fuera puntera en “El Dorado” de la opulenta Europa. No pongo en duda los buenos investigadores que se nos van ni la preparación de nuestros universitarios, lo que traigo a colación son los sucesivos fracasos escolares que nos han dejado una juventud de mano de obra no cualificada, desgajada del ambiente cultural que resulta imprescindible para la formación ideológica, una juventud que, en muchos casos, abandonó sus estudios antes de terminar la enseñanza obligatoria, al amparo de los cantos de sirenas de la burbuja de la construcción y que argumentaba que prefería trabajar y ganar dinero antes que ser universitario y quedarse en paro… Una juventud, en fin, a la que yo he escuchado preguntarse “que si los universitarios se creían una casta superior” Estos jóvenes no entienden de ideología, no entienden ni quieren entender de política, igualan identidad nacional con los éxitos de las selecciones deportivas españolas y estarían al lado de quien le dijera “misa sin ser cura” con tal de tener dinero en la cartera, es decir: se trata, lamentablemente de unos seres humanos de los de “ande yo caliente/ ríase la gente”porque, salvo en asuntos vanales, al no tener educada su identidad ideológica, muy posiblemente con toda la mala intención del mundo de los políticos de turno, muy mal pueden albergar en sus alforjas íntimas el sentimiento de la solidaridad más allá de su mundo que, por esas mismas deficiencias culturales, se hace cada vez más pequeño. No nos engañemos. Desgraciadamente toda nuestra juventud no es la del 15M. Las zonas en las que no existe un faro cultural cercano es imposible que vean la luz. Si no, preguntémonos sobre el índice de participación en las protestas de las ciudades pequeñas y zonas rurales. Preguntemos sobre la gran cantidad de personas marginadas que produce el sistema y nos daremos cuenta de que, tal marginalidad, nos lleva hasta un sentimiento aislado en el que lo
propaganda de la historia porque, a donde puede llegar esta pobre reflexión, a través de las nuevas tecnologías, era imposible que llegaran aquellas irrepetibles acciones de culturización, adoctrinamiento y propaganda de clase. Pero en la práctica ¿a dónde llega y que valor popular
Federico García Lorca rodeado de componentes La Barraca
podemos otorgarle a nuestros alados argumentos? Muchos de los que estamos aquí, en estas discusiones de las Redes Sociales, en este ir y venir de noticias sobre corruptelas políticas y no políticas no nos alejamos mucho de los teóricos de la guerra de Cuba, a los que se les llamó “técnicos del café”, porque sentados alrededor de aquellas mesas redondas de tapas de mármol, mediante dos cortadillos de azúcar representantes de los ejércitos, desarrollaban sus teorías sobre la conveniencia de las tácticas a llevar a cabo. En mi criterio es suficiente el