Los pilares de la cúpula

Publicado el 13 marzo 2012 por Anticuario
       Ya no veo televisión. Y creo que ésta es una de las claves de la productividad. Trabajar y trabajar y no matar el tiempo en esa droga idiotizante. Mientras paseaba se me ocurrió que uno de los pilares del sistema es éste: la idiotización sistemática del pueblo por parte de los mass media. Visualizaba en mi mente la jerarquía como una pesada cúpula, cuyos pilares, columnas y muros de sustentación eran el pueblo.
        Empecé a analizar estos soportes. Por una parte veía tres grandes baluartes que hacían que la cúpula de vampiros insostenible aún se mantuviera a duras penas:
        -Los medios de comunicación/El sistema educativo.
        -Las mafias e instituciones en que se organizaba.
        -El sistema financiero.

      
        El sostenimiento de esta cúpula dependía primero que nada del pueblo, de modelar una mentalidad favorable al imperio de la oligarquía: ésta era la tarea de los medios de comunicación, verdaderos mercenarios al servicio del aparato, función que comparten, en parte, con el sistema educativo.
        En segundo lugar requería de una organización e instituciones, un marco jurídico, todo lo que se fraguó en aquel año de 1978, que a la larga está siendo tan nefasto para la mayoría.
        En tercer lugar requería de unos recursos económicos, que es precisamente lo que facilitan los bancos al baluarte institucional, para que todo el tinglado siga en pie.
         Si la economía fracasa, como está ocurriendo ya con la crisis, el entramado organizativo de mafias y partidos también se derrumbará. Debido a su mercenarismo o profesionalismo, es imposible que éste sobreviva a una carencia severa de recursos. Es un mundo de estómagos agradecidos ajenos a cualquier clase de idealismo.
          Como la economía depende mucho de la psicología, de los valores, las emociones y las tendencias sociales, si el pueblo alcanzara una gran desafección hacia el sistema, como parece que ya está ocurriendo, la economía no puede sino hundirse y si la economía se hunde los partidos y el resto del mercenariado también se hundirán.
          Por eso el baluarte de los medios de comunicación es hoy esencial, pues es el que modela el standard mental para que todo siga igual. Probablemente, habrá que esperar que la sarta de mentiras en ellos vertida haya alcanzado hace tiempo el umbral de tolerancia del tinglado.
          Quizá sus capataces cambian la estrategia e inoculan algo de verdad  con el fin de ganar el favor del pueblo. Nada que hagan impedirá que la cúpula se derrumbe, cuando los sufridos ciudadanos se dan cuenta, como está ocurriendo ya, de que han sido meros ladrillos útiles para soportar la carga.
           Creo que  la vida cambia de verdad cuando el amor a la verdad nos hace liberarnos del yugo ideológico con el que el poder nos ha tenido demasiado tiempo sometidos a la mentira.
            Si aceptamos la promesa del Señor que dice: la verdad os hará libres, podemos deducir que la mentira nos hace esclavos. Su definición de la política puede leerse en el Evangelio:
            "4Preparan pesadas cargas, muy difíciles de llevar y las echan sobre las espaldas de la gente,
pero ellos ni siquiera levantan un dedo para moverlas. 5Todo lo hacen para ser vistos por los hombres. Miren esas largas citas de la ley que llevan en la frente y los largos flecos de su manto. 6Les gusta ocupar los primeros lugares en los banquetes y los asientos reservados en las sinagogas, 7les agrada que los saluden en las plazas, y que la gente los llame Maestro."
                                                                                                                                 Mateo 23, 4-7.
             Han transcurrido más de dos mil años y estas palabras aún siguen vigentes: vean el reciente pucherazo en las elecciones rusas. O todo el delirante proceso del 11M aquí en España, donde, de pronto, unos sorprendidos raterillos moros, se pasmaban de que se les diera el protagonismo de autoría.