Ciencia Ficción en los años 50
Os dejo un Podcast de Conversaciones con Francisco y Gabriel.El veinticuatro de junio de mil novecientos cuarenta y siete, el comunicador estadounidense Kenneth Arnold notificó de la presencia de 9 aparatos voladores cuyo movimiento se semejaba al de «platos lanzados contra el agua».
marzo 2020
Ocurría en el monte Rainer, en el estado de Washington, y suponía, de forma oficial, el primer avistamiento OVNI de la historia. Solo un par de semanas después, el descubrimiento de los restos ignotos de una nave en Nuevo México, de naturaleza presuntamente extraterrestre, dio sitio al insigne accidente Roswell.
Aquello significó el pistoletazo de salida a una década de teorías, especulaciones, imaginario popular y también histeria colectiva.
Al tiempo, y con las repercusiones del final de la Segunda Guerra Mundial bien presentes, el HUAC llegaba a Hollywood, y también inauguraba un vil periodo de mccarthismo y caza de brujas.
La tensión de la Guerra Fría alcanzaba sus más altas cotas en los años cincuenta, cuando el temor a un apocalipsis nuclear se apoderó de la sociedad estadounidense, produciendo un estado de paranoia anticomunista y pánico cara a los efectos de la radiactividad.
Moviéndose bajo el influjo del temor apocalíptico, un conjunto de películas metieron el dedo en la llaga del furor atómico, la amenaza nuclear y uno de sus más fatales efectos: la radiación. En un caso así, determinadas negligencias humanas desembocaban en un genuino caos, en el que la amenaza adquiría la manera de animales gigantes, deformaciones monstruosas o bien, aun, humanos de proporciones excepcionales.
Mediante unos espectaculares efectos singulares, los elementos más familiares y rutinarios se tornan en el cine de ciencia ficción de los 50 en una amenaza prácticamente insuperable, y viajamos a nuevos planetas inabarcables que nos sorprenden por el empleo de la perspectiva e ingredientes metafísicos.
Es El increíble hombre menguante un ejemplo del cine de ciencia ficción de los años 50.
Algunos directivos trataron de abordar los efectos de la radiactividad en los humanos, como Bert I. Gordon en El Increíble hombre creciente , cuyo punto de inicio es la exposición a una prueba nuclear de un coronel del ejército americano.
Su conversión en gigante le provoca fatales trastornos, y termina configurándose como una película menos violenta mas ostensiblemente atroz, que nos habla del sufrimiento del monstruo y del temor a lo ignoto.
Con El ataque de la mujer de cincuenta pies, estrenada en mil novecientos cincuenta y ocho, no podemos ser tan espléndidos, puesto que ha soportado el peso de los años con bastante menos decoro que sus compañeras.