Sí nos gusta la España de 1978, decente, ilusionada con la democracia, capaz de olvidar las heridas del pasado y de afrontar el futuro unidos,pero no me gusta nada la pocilga actual, decadente, rencorosa, dividida y corrupta, creada por la chusma insoportable de los políticos y de sus partidos.
Pero aquella España unida y fuerte de 1978 ha muerto, asesinada por una de las peores y más fracasadas clases dirigentes del planeta.
En 1978 España era la novena potencia industrial del mundo y una de las economías más prósperas, por nuestro crecimiento sorprendente. Todos hablaban entonces del “milagro español”. pero hoy, después del "trabajo" de la chusma política, no estamos ni entre las 25 principales economías del planeta. Estuvimos a punto de sobrepasar a Italia, pero la gentuza política fracasada e inepta ha logrado que ya seamos el cuarto país más pobre de la Unión Europea.
Teníamos uno de los sistemas sanitarios públicos mejores del mundo, pero hoy nuestra sanidad avanza hacia el colapso y las listas de espera para una operación son tan largas, con meses y hasta más de un año en la cola para ser intervenido, que se han convertido en el gran cementerio del país.
Nuestro gobierno es el más rechazado y odiado de Europa por sus ciudadanos por capitanear la decadencia, por sus alianzas con partidos que quieren destruir España, por sus tendencias tiránicas y por su asalto a la democracia y a la Justicia independiente.
La corrupción causa estragos al país, al igual que el despilfarro y el endeudamiento. La falta de confianza en los que gobiernan ha llegado al extremo de que medio país crea que el presidente Sánchez está en el poder gracias a un fraude electoral y que es capaz de hacer cualquier locura con tal de mantenerse en el poder.
El país se torna ingobernable, pero a Pedro Sánchez parece darle igual todo. Le abuchean y le pitan en las calles y es el político más rechazado por su pueblo de toda Europa.
España es país récord en casi todas las bajezas y vicios: trata de blancas, tráfico y consumo de drogas, blanqueo de dinero, residencia de mafiosos, baja calidad de la enseñanza, envidia, odio, divorcio entre políticos y ciudadanos, decadencia, corrupción, abuso de poder, impuestos injustos y un larguísimo etcétera que incluye un triste liderazgo en despilfarro, en flotas de coches oficiales y en privilegios para la clase política.
Eso es lo que nos han construido los falsos demócratas que heredaron el franquismo. Esa es la gran verdad de España, aunque la propaganda oficial y los medios de comunicación sometidos o comprados lo nieguen y proyecten una imagen idílica de un país que no existe.
Francisco Rubiales