Aunque parece que los jueces empiezan a hacer su trabajo, quizás tarde y presionados por una sociedad indignada, la verdad es que mientras ne exista separación real de poderes y los jueces dejen de ser nombrados y controlados por los partidos políticos, la aparente Justicia será una pantomima. La hora de la Justicia no ha llegado todavía con la fuerza y contundencia que España necesita, pero llegará, por las buenas o por las malas, y se llevará por delante a esa fauna bronca, sucia y predadora que integra la "casta" política española, la peor de Occidente.
Muchos delincuentes insertados en el corrupto Estado español están siendo investigados, despojados de sus privilegios y juzgados, pero la Justicia difícilmente tocara a los grandes líderes, a los machos alfa, a los verdaderos responsables de que el sistema político español se haya convertido en refugio seguro para rufianes y malhechores.
Por el momento, mientras el sistema actual no salte por los aires y sea sustituido por una democracia auténtica, será el pueblo, en las urnas, el que compense las carencias de la Justicia castigándolos sin votos y expulsándolos de la vida pública. Hay millones de españoles indignados deseando penalizar con sus votos a los que miraban para otro lado mientras sus colegas y colaboradores se atiborraban de dinero público, culpables también de despilfarrar, endeudarse hasta la demencia y exprimir a los ciudadanos con impuestos injustos.
Esas grandes piezas que han protegido a los corruptos o han mirado para otro lado mientras España era saqueada y destruida deben pagar su cobardía y suciedad. Ellos son los verdaderos "capos" y los patrocinadores de la gran cloaca. La ley obliga a los que conocen delitos a denunciarlos ante la Justicia, pero estos capos miserables no sólo no lo hicieron sino que les siguieron acogiendo y dando protección en esos partidos políticos españoles tan manchados e infectados que ya no tienen cura posible.
Sin la menor duda son los grandes lideres de la manada de indeseables que, escondida detrás de una falsa democracia, llevan robando, con mas o menos furia y pasión, desde que murió el Caudillo.
La corrupción en España ha alcanzado el nivel del que nunca se retorna. Cuando los políticos y los partidos se acostumbran a cruzar la linea roja y anteponen, una y otra vez, sus propios intereses al bien común y al bienestar de los ciudadanos, ya no existe posibilidad alguna de regeneración y la única receta que funciona es la cirugía agresiva, la del tajo que corta y arroja el tejido podrido a la basura.
La maldad y la recia podredumbre hacen imposible que los partidos que han tenido responsabilidades de gobierno en la desgraciada España se regeneren de manera voluntaria, ni siquiera cuando el pueblo les presiona y les acosa en las urnas. La única solución son leyes ejemplares y duras que castiguen el delito corrupto con tanta fuerza y rigor que los políticos tiemblen de miedo y tengan que cumplir la ley porque si no la cumplen van a la cárcel y arruinan sus vidas.
Mientras los políticos sean impunes o sufran castigos blandos, como ocurre hoy, sin tener siquiera que devolver lo robado, España seguirá siendo un país gobernado por desalmados, sospechosos, delincuentes encubiertos y por partidos que funcionan como refugio de malhechores, maquinan delitos y causan estragos.