Como ya os conté ayer, el sábado por la mañana tuve la feliz ocurrencia de estrenar las rebajas yendo a visitar los precios locos de Sephora. Ese día debía de estar yo especialmente sensible con el tema de las ojeras, las bolsas, las patas de gallo, los párpados caídos y enemigos similares, porque arramblé como una posesa con todos los productos para ojos que tuvieron la osadía de salirme al encuentro.
Una de las primeras cosas que robó mi atención fue la visión de una pegatina roja, grande, redonda, absolutamente hipnotizante… en cuyo centro destacaba con fuerza la cifra mágica de 1 €, cifra preciosa donde las haya. Esta pegatina descansaba impávida, ignorante de su enorme poder de atracción, sobre el fondo rosa de una bolsa de Cool eyes, los parches relajantes para ojos a base de pepino de la marca Sephora, supuestamente ideales para descansar y refrescar los ojos y eliminar la fatiga. Sí, ya sé que para estos menesteres está el pepino de verdad, que es totalmente natural y sobre todo mucho más barato. Pero en una casa en la que todos aborrecemos el pepino, ¿qué suerte creéis que podría correr en la nevera un pepino abierto? Os lo digo yo: pudrirse sin piedad.
Estas rodajas artificiales son finos algodones impregnados con un líquido a base de diversos extractos: de pepino, de aloe, de algas, de manzanilla, de camelia y de gingseng. Por 1 €, merece la pena probarlos al menos. Ya os contaré los resultados.
Otro de los productos que acabó en mi cesta casi sin pensar fue el borrador antifatiga de Sephora: al parecer, este producto en formato stick, cual barra de pegamento imedio, refresca y rejuvenece al instante el contorno del ojo. Está enriquecido con pigmentos reflectores de la luz, que le dan un aspecto luminoso y descansado a la mirada.
El stick fue a parar a mi cesta por consejo de una dependienta, que me salió al paso por el camino y me lo probó justo cuando estaba a punto de alcanzar la cola, mientras me informaba amablemente sobre las bondades del producto. No sé si fueron las ganas de creer en todo lo que estaba oyendo o si de verdad me vi el párpado más levantado, el ojo más despierto y la mirada más brillante; el caso es que no le costó mucho convencerme y el stick acabó en mi cesta de la compra casi por arte de magia.
Cuando llegué a casa me lo probé al momento y constaté con alivio que no había sido una alucinación. Si bien el producto no obra milagros, sí que noto la ojera menos marcada y el párpado superior menos caído. Además, sentí un gran alivio en el ojo y una sensación de frescor inmediato… y pensé que por 5 € no estaba mal, aunque no creo que merezca los 19,90 € que costaba en un primer momento.
Ya en la caja (pues sí, hasta en la caja me convencieron) me fijé en otro producto de Sephora: Instantly Young, un rellenador de arrugas express que presume de alisar visiblemente las arrugas localizadas (arrugas de expresión, del entrecejo, patas de gallo…) en un 46% y mejorar de forma significativa la elasticidad de la piel.
La cajera me la probó en el dorso de la mano y tengo que decir, para mi disculpa, que la ilusión óptica que crea es más que efectiva, y que los diminutos pliegues que se crean cerca de la muñeca quedaron bastante disimulados. Ya en mi casa, me apresuré a experimentar con mis patas de gallo y… no sé yo si un 46% será algo exagerado, pero no puedo negar que un poco sí que se atenúan. El problema que le veo es que si bien noto el contorno del ojo suave y cómodo, me da la sensación de que la crema podría resultar un poco pastosa una vez aplicado el maquillaje, creando un aspecto poco natural. Os lo contaré cuando me maquille.
Después de esto, conseguí pagar sin más antojos y abandonar ese antro de perdición que es Sephora en época de rebajas.
¿Y vosotras?, ¿habéis estrenado ya los precios locos?