Otoño, y en particular
el mes de octubre, es la época del año en la que se fallan los premios más destacados
del panorama literario; por este motivo decidí plantear la encuesta que podéis
ver arriba durante este mes. Entre los lectores, la palabra «premio» suele
provocar indiferencia o, aún peor, sospecha; los tiempos en los que cualquier
galardón inspiraba respeto han quedado atrás. No obstante, pese a compartir
parte de ese recelo, considero que tachar
todos los reconocimientos de poco fiables es tan equivocado como creer en cualquiera
de ellos a ciegas, porque son tantos y tan diferentes que cada uno merece su
propio análisis. Para evitar que la tarea se convierta en una misión imposible,
los he dividido en cuatro grandes grupos en función de la novela premiada y de la
organización que otorga el galardón, aunque soy consciente de que incluso así
resulta difícil llegar a una conclusión porque hay factores importantes que no
quedan reflejados, como el país o el tipo de literatura.La primera posibilidad
es la de los reconocimientos a la
trayectoria de un escritor, como el Nobel, el Cervantes o el Príncipe de
Asturias. Por lo general, los entrega una institución ajena al sector editorial
y los premiados no siempre son nombres conocidos para el gran público, de modo
que están libres de sospecha en lo que a querer sacar el máximo rendimiento
económico se refiere. ¿Críticas? Algunas decisiones son discutibles y hay
grandes autores que no recibieron determinados galardones. Sin embargo, me
parecen problemas comprensibles, porque todos los años hay numerosos escritores
que podrían recibir ese reconocimiento y resulta imposible premiarlos a todos.
En definitiva, para mí estas distinciones tienen bastante fiabilidad, aunque
eso no excluye que de vez en cuando el jurado se equivoque ni que se pueda
encontrar a otros autores igual de talentosos que no las ostenten.En segundo lugar, los premios convocados por una editorial que
reconocen un manuscrito inédito (Planeta, Nadal, Biblioteca Breve, RBA de Novela
Negra…), sin duda, los más criticados y, me temo, los que gozan de mayor
popularidad en España. Creo que con ellos se ha producido un antes y un después
en las últimas décadas: han pasado de ser acontecimientos esperados que
lograban colocar sus libros entre los más vendidos a inspirar más burla que
respeto, y no es de extrañar, porque ¿cómo no sospechar de una editorial que siempre premia a escritores de la casa?
Aunque la novela pueda estar bien —esto quiero dejarlo claro: mi crítica no se
dirige a los autores, sino a la supuesta falta de transparencia de la
editorial—, el premio en sí no transmite fiabilidad, se asemeja más a una (potente)
campaña de promoción convenientemente disfrazada. Me sorprende que algunos
lectores todavía se los tomen en serio y hasta se extrañen de la mala calidad
de un Premio Planeta. De todas formas, hay excepciones —de ahí que sea tan
difícil generalizar con esta clasificación—, y para detectarlas recomiendo
buscar el listado de premiados a lo largo de los años: cuando aparecen varios
nombres desconocidos y no vinculados a la editorial, nombres que con el tiempo
se han consolidado como autores solventes, yo le doy un voto de confianza al
premio. Por ejemplo, los premios de literatura infantil y juvenil de SM.El tercer bloque lo
conforman los premios para novelas ya
publicadas, como el Premi Llibreter y muchos extranjeros, como los
prestigiosos Booker, Pulitzer y National Book Award. En la encuesta han obtenido
un porcentaje de votos respetable, y es que, a diferencia de los anteriores, suelen
tener una buena reputación. A mí me gusta este sistema porque las posibilidades
de premiar un mal libro se reducen: entre una serie de manuscritos puede que no
haya ninguna obra sobresaliente, pero entre todas las publicaciones de un año
es difícil no encontrar nada que merezca la pena. Naturalmente, los fallos son
susceptibles de críticas y siempre habrá quien se sienta decepcionado con
alguna obra premiada; aun así, pese a todo me transmiten más confianza que los
convocados por editoriales.Por último, he
englobado bajo el nombre de premios
pequeños aquellos que, por su dotación económica y el escaso conocimiento popular,
no me parecen especialmente significativos, como los organizados por
ayuntamientos, ateneos, universidades y similares (entre ellos la importancia
también varía de forma considerable). Tengo que reconocer que ignoro bastante
hasta qué punto se pueden considerar fiables —son premios que controlo poco—,
pero, en general, tengo la sensación de que son útiles para autores que
comienzan, puesto que los ganadores suelen ser escritores poco o nada conocidos.
Estos libros suelen lanzarse sin grandes campañas de promoción, aunque son un
primer paso para hacerse un hueco y, quién sabe, quizá a partir de ahí consigan
que una editorial grande se fije en ellos y los publique en mejores condiciones.
Por lo tanto, no puedo opinar de la transparencia del premio, pero me parecen
una buena forma de descubrir nuevas voces.A todo esto, considero
básico procurar ir más allá de los gustos personales a la hora de valorar una
obra premiada, en especial cuando se trata de premios a toda una trayectoria
(en mi opinión, los más respetables). Me he encontrado más de una vez con
lectores que dicen cosas como «El libro de Fulanito, ganador del Nobel, es
horrible, no engancha nada. Para mí no se merece el premio». Estamos en lo de
siempre: el error de juzgar cualquier novela por su «gancho», un problema
provocado, a mi parecer, porque mucha gente se ha acostumbrado a la ligereza de
gran parte de lo que se publica. De ahí se pasa a pensar que los premios no
significan nada y, aunque lo comparto cuando se refiere a casos como el
Planeta, me parece poco riguroso sentenciar todos los galardones por un mero
gusto personal.