Cuando te vas de viaje a algún sitio siempre hay que hacer preparativos para ver qué te llevas, qué te falta..aunque como suelen ser viajes cortos, uno no se preocupa demasiado si se deja. Pero y ¿si te vas indefinidamente? -Esto no quiere decir que no se vuelva, que en ningún sitio hacen la tortilla de patatas ni tienen estupendo jamón-.
Problemas. Que si haces una lista más larga que la de los Reyes Magos cuando tienes 5 años, que si vete a comprar cosas que crees que vas a necesitar allí, buscar el tiempo que hace por la zona y darte cuenta de que lo que has comprado no te lo vas a poder poner -pantalones cortos pensando en el verano y que allí no haga otra cosa más que llover, mala combinación-.
Y ahora encima con la nube de ceniza, reza para que no te pille y tengas que posponer o hacerte tropocientas horas de viaje en coche o bus.
Aunque lo más divertido es que ahora que te vas, en este caso del país, la gente hace más esfuerzos por quedar contigo. Así que he estado pensando que me voy a tener que ir más a menudo para conseguir que ciertas personas tengan un hueco en la agenda -anda que no os he pillado el plumero jaja-. Lo que sí es cierto es que por poco que te vayas, cuando no estás dentro de tu zona, parece que es muchísimo más lejos y muchísimo más tiempo.
También lo malo es eso, que no vas a ver a la gente... que cuando se está en la misma ciudad, no pasa nada porque si tienes ganas o necesitas algo, a la vuelta de la esquina, pero si no están cerca, apáñate con el Skype. Y fuera de España todos somos gallegos, nos llevamos la morriña puesta las 24 horas del día.
Lo peor de todo -aparte de no ver a la familia y al Querido-, es que algo me dice que por Inglaterra hablan raro... tendré que investigar.