Antes hablo de la nube de ceniza, antes me pilla.
Después de las pocas horas de sueño, el madrugón, lo que costó cerrar la maleta mientras me sentaba encima de ella, el taxista de los rallies, el despedirse del Querido y de la familia, la concienciación y empezar a pensar en inglés, ¡zas! Vuelo cancelado debido al volcán.
Pero lo peor no es eso, sino que lo cancelaron a los 5 minutos de que llegaramos al aeropuerto, eso se avisa y así no nos damos la paliza de ir hombre... Qué poca consideración.
El caso es que al final he tenido otra semana de concienciación, re-organización de maleta, y de nervios. Que digo yo, ya como el lunes vuelva a haber nube de cenizas, me voy a pensar que es un complot para que no me vaya. Y si eso pasa, no seré yo quien no haga caso a mis seguidores que quieren que me quede. Todo sea por los fans.
Y si aun así me voy, me llevo un USB cargado de libros, algo de música y los marcadores de Firefox para estar al día y dar señales de vida de vez en cuando. Y en último caso siempre me puedo hacer la adolescente -tardía- y encerrarme en la habitación en plan marginada. No creo que funcione, pero es una idea.
Aprovecho para decirle a algún inventor que ya podrían inventar algo para saber cuánto inglés -u otro idioma- puedes aprender en un tiempo, es por no tirarme la vida para volver sin saber decir ni patata. O para saber si puedo estar na' y menos y volverme siendo la más mejor in inglis.
Una pena que los cursos tipo Aprenda inglés con 1.000 palabras; aprenda inglés en 2 meses; sea bilingüe en 1 año por correspondencia... no sean eficaces. Los disgustos que nos ahorraríamos: maleta, billetes, nubes de ceniza, conocer a desconocidos, no hablar en una semana...
Menos mal que me tenéis a mí para que os cuente cómo funciona todo.