Los primeros días de trabajo y los cambios en las tiendas

Por Saraytg @Desdemilanblog

Ese momento en el que te llaman y te dicen que te quieren a tí

El lunes empecé a trabajar en un nuevo sitio. Sí, por fin buenas noticias amigos. Ahora sí puedo decir abierta y legalmente que si tienes suerte, Milán te dará una oportunidad. A mí me la va a dar aunque en una situación muy turbulenta pero tras los primeros días he de decir que esto puede ser una cosa muy buena.

Las cosas han ido lentas, todo hay que decirlo, y desde que hice la entrevista hasta que hace una semana me llamaron había pasado mucho tiempo, por lo tanto, queridos recién llegados tened paciencia en la búsqueda. Así pues, el fin de semana ya empecé a ponerme un poco nerviosa porque todos sabemos que el primer día es un poco estresante. Hay mil miedos que te pasan por el cuerpo:

- ¿Y si la empresa no me gusta?

-¿Y si no se lo que hay que hacer?

-¿Y si han confiado en mí y les decepciono?

-¿Y si los compañeros me odian?

-¿Y si los compañeros son ancianos y te aburres y no te sientes en tu salsa?

-¿Y cómo hay que vestirse?

Momento en el que no sabes cómo ir el primer día de trabajo

A todo lo anterior no me lo pude contestar hasta el lunes, sin embargo, esta última pregunta sí que tuvo respuesta, pero llegó tarde. Preparándome para lo que sería el primer día en una nueva y gran empresa, dije muy previsora: “mejor comprar un pantaloncito de vestir ahora y ya lo tienes, y si hay que ir informal pues lo cambias”. La respuesta por parte de la chica que me contactó para este trabajo llegó cuando yo ya estaba yendo hacia casa con mi pantalón de pinzas de Mango recién comprado.

Al día siguiente me fui corriendo a cambiarlo y así recuperar mi dinerito para otro gasto que me resultara más interesante. Cuál fue mi sorpresa cuando la dependienta me mira y me dice muy dignamente: “no se hacen devoluciones, tienes que cambiarlo por otra cosa de la tienda”. Y yo muy enfadadamente la digo “pero esto es Mango, firma por cierto española, y en España te devuelven el dinero siempre”. Ella me contestó “es que esto no es España y en Italia se hace así” y se me cayó el alma a los pies al recordarlo así que dejé de enfadarme con ella y focalicé mi frustración en buscar algo que me gustara mucho para al menos amortizar mi compra. Nada, me hice con un vestido que encima no era mi talla (era más grande) pero más o menos era bastante aceptable.

Lo que haré en mi trabajo como Youtube Channel Specialist, mola ¿eh?

El resto de preguntas las pude contestar de forma muy positiva el lunes, cuando llegué y todo me encantó. Me encantó la empresa, me encantó la cantidad de gente joven que hay, me encantó el buen rollito del team con el que trabajo, me encantó el trabajo que voy a realizar estos meses y me encantó poder desenvolverme perfectamente en una empresa en la que se habla italiano y punto. Yo tocaré también el español porque para eso me han contratado pero me he visto muy suelta en una lengua que no es la mía, trabajando en el día a día. Eso me hace feliz y me sube un poco la moral de mi marchitado estado anímico (no preguntéis).

Con esto debéis sacar dos importantísimas conclusiones:

1. Las tiendas en Italia no te devuelven el dinero, malditos…

2. A veces el tiempo juega a nuestro favor y hay que echarle paciencia porque igual un día llama alguien que ya no esperabas contestar. ;-). Buena búsqueda de trabajo a todos!