Estas gemelas con alma de cristal han sido las penúltimas en colarse en el skyline madrileño. Su rasgo más característico, su inclinación de 15º sobre la vertical, un aspecto pionero en el mundo ya que hasta la fecha de su construcción (entre 1989 y 1996) nunca ningún rascacielos había estado inclinado. Bueno sí, la Torre de Pisa pero no de forma intencionada.
En el momento de concebirlas, uno de sus creadores, el americano Philip Johnson ya lo tenía claro: “Hay que acabar con el ángulo recto si no nos queremos morir del aburrimiento”. Dicho y hecho. Aunque las obras se demoraron más de lo previsto a las puertas del año 2000 Madrid tendía una mano a la modernidad y acaparaba las miradas de medio mundo (arquitectónicamente hablando) con estas dos torres que hoy no faltan en ningún perfil que busque representar esta sensacional ciudad.
Confieso que hasta hace no mucho pensaba que lo de Torres KIO se debía al nombre de su autor, nada más lejos de la realidad. Reciben este nombre ya que fueron en gran parte promovidas por la empresa kuwaití KIO ( Kuwait Investments Office). Sin duda, un nombre con mucha más pegada que el oficial, el de Puerta Europa. Por cierto, la torre de la izquierda, según sales de Madrid, se conoce como Puerta de Europa I, mientras que la otra se conoce como Puerta de Europa II. Con sus 27 plantas y 114 metros ahora parecen relativamente pequeñas al lado de las cuatro torres pero vistas desde abajo siguen impresionando con su provocadora forma.
¿Dónde está el truco para aguantar de pie con semejante inclinación? El secreto de estas torres es el siguiente, la mayor parte de su peso descansa sobre un eje central de acero y hormigón, mientras que la parte inclinada es mucho más ligera. Mediante un contrapeso subterráneo de 15.000 toneladas ubicado en el lado opuesto hacia donde se inclina el edificio, las torres consiguen erigirse sin problema. Algo parecido, pero a pequeña escala, es lo que sucede en la escultura de Felipe IV de la Plaza Oriente.
Otra originalidad está relacionada con sus ascensores y es que la forma diagonal del edificio nos impide hacer todo el trayecto hasta la última planta en un solo viaje así que unos elevadores van desde la planta la planta 0 hasta la 13, y otros de la 13 a la última. ¿Curioso, verdad?
Yo la primera referencia que tuve de estas magníficas torres (al igual que otros tantos de mi generación) fue en la película ‘El Día de la Bestia’, donde ocupaban un papel importante en la trama y servían de escenario para la escena final del film. (En la película salen en obras, por cierto). Ya cuando las vi entonces me impactaron, algo que no han dejado de hacer durante todos estos años cada vez que me he vuelto a topar con ellas.
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¿He oído croquetas?