Problema de conducta.
Cuando hablamos de problemas de conducta en los niños. Debemos diferenciar entre las personas. Ya que no todos consideramos lo mismo. En una familia, el llevar la contraria o plantear algo diferente a lo que nosotros le marcamos puede ser un problema de conducta. Mientras que en otra no. Nosotros hoy, nos vamos a limitar a los toques más fuertes. Como egoísmo extremo, violencia física o verbal, desobediencia de las normas importantes. Y por supuesto, que se mantengan en el tiempo. Ya que todos los niños, pueden demostrar en un momento concreto algún acto de rebeldía que no significa nada malo. Al revés, el no acatar absolutamente las normas durante todo el tiempo. No es malo. Tenemos el ejemplo de Gandhi. Quien defendía el luchar en contra de la norma establecida a través de la no violencia. Pero desobedeciendo. Algo que podíamos decir que es un problema de conducta.
¿A qué edad comienzan los problemas de conducta?
Muchas veces pensamos que los bebés no se enteran de nada. Y que la educación de los niños comienza en el colegio. Y no nos damos cuenta de que los niños en los primeros años de vida, es cuando están modelando las partes más importantes de su cerebro. Además, es el momento en el que van creando la primera imagen del mundo que les rodea, de ellos mismos, de las normas básicas que deben cumplir…
Un ejemplo, si a un niño de un año le dejamos saltar en la cama. Cuando este niño cumpla los 2 años, no entenderá por que ahora no puede. Y mucho menos si le dejamos hacerlo durante 5 años y se lo decimos cuando tiene 6. Los niños tienen que tener una serie de normas. Aunque no sean totalmente estrictas. Si que deben estar acostumbrados al no. Ya que el mundo es “no”.
Uno de los puntos más importantes desde el principio, es que los niños asuman la autoridad. No quiere decir que nos comportemos como sargentos. Al contrario, a los niños hay que darles mucha manga ancha y diferenciar entre momentos. Así por ejemplo, cuando vemos como un niño está jugando a pegarnos. No es malo. Si vemos que el entiende que se trata de un juego y no trata de hacernos daño, sino de disfrutar con nosotras. El problema, es cuando por ejemplo, nos pega por rabia, o por que le hemos dicho que “no” a algo.
El niño puede utilizar un cuchillo si está supervisado por nosotros mientras cocinamos con nosotros. Pero, no podemos dejar que el niño juegue con el cuchillo cuando a él se le antoje. Es a lo que nos referimos por los momentos.
La conducta según el momento.
La vida está llena de momentos. Y para mi. Lo importante es que el niño sepa diferenciar los momentos el solo. Así por ejemplo, no es lo mismo estar en una actividad como un juego, que estar con gente que no tiene confianza. Si conseguimos enseñarle cuando puede comportarse de cada forma, lo tendremos todo ganado. Ya que los niños también deben “despendolarse” y hacer locuras. Aunque hay momento para todo. Un niño que está sometido a unas normas muy estrictas que no le permiten ser un niño en ningún momento. Acabará por estallar por algún lado.
Un ejemplo, es una casa que parezca un museo. En casa, tenemos que convivir todos. Y no es solo nuestra. Seguro que conoces un caso, donde los padres tienen la casa como un museo. Y para que no pase nada con los objetos, son muy estrictos con el comportamiento de los niños, los juegos… No nos damos cuenta que los niños son niños y deben moverse, deben investigar, deben probar… Ya que es la experimentación lo que le da el conocimiento al niño. En el colegio hoy en día, no pueden experimentar, se sentarán en su silla y escucharán al profesor durante horas dar su monologo. Llegarán a casa y tendrán que hacer los deberes y estudiar durante horas. Luego un par de clases particulares. Un ratito en el parque. Y a encerrarse a casa.
Hoy en día, las casas es el único sitio donde el niño puede pasar tiempo probando y investigando. Si le quitamos eso, el niño acabará siendo demasiado serio. Y cerrándose las puertas a la creatividad e imaginación. Además puede llegar un momento en el que el niño llegue a explotar. Por no dejarle ser un niño.
Hay momento para todo, incluso para saltar en la cama. Si conseguimos que el niño llegue a diferenciar los diferentes momentos. Conseguiremos que se comporte bien en todo momento.