Los protagonistas de la novela policíaca

Publicado el 09 julio 2015 por Ana Bolox @ana_bolox

Antes de comenzar a escribir una novela, sea del género que sea, es imprescindible crear los personajes porque una buena trama nace de ellos, de sus debilidades, emociones y deseos. Por tanto, a la hora de trabajar tu novela, antes de planificar la trama debes contar con el elenco de personajes que van a participar en ella.

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Y esto funciona así para cualquier novela, incluida la novela policíaca. La regla de oro es: toda buena historia se desarrolla a partir de las motivaciones de los personajes.

Para fortuna del escritor, una vez que la historia comienza a rodar, ambos elementos se alimentan el uno al otro: la trama hace crecer a los personajes y los obliga a cambiar; y, por otro lado, los personajes influyen con sus decisiones y acciones en cómo avanza la trama. Lo cual facilita enormemente nuestra tarea como escritores.

Aproximación a los dos personajes principales

No se puede escribir una novela policíaca si no hay un asesinato y al menos dos personajes: el asesino y la víctima. Pero tampoco puede escribirse si nos falta un tercero: el detective.

Hoy vamos a hacer una primera y breve aproximación a los dos personajes protagonistas de cualquier historia policíaca: el detective y el criminal. Pero, poco a poco, se irán publicando otros artículos en los que se estudiarán a fondo estos dos personajes y el resto de repertorio necesario para escribir una novela policíaca.

El detective

La primera tarea que tienes como escritor al trabajar tu detective es conseguir que guste al lector de manera que pueda simpatizar con él. Esto no significa, sin embargo, que debas hacer de tu protagonista un bufón, sino que has de esforzarte en crear un personaje con el que el lector pueda identificarse, un personaje por el que se preocupe y con el que empatice.

Por supuesto, nadie es perfecto, así que también tienes que dotar a tu detective con defectos, pero debes asegurarte de que estos defectos sean menores, puesto que el lector va a caminar por la historia metido en los zapatos del protagonista (es decir, de nuestro detective) y, por tanto, tienes que conseguir que se sienta cómodo dentro de ese calzado.En otras palabras, los defectos de tu detective deben  ser asumibles por el lector, bien porque los comparte con él (recuerda que todos somos humanos y, dentro de la ficción, una de las tareas del escritor es conseguir que el lector se vea reflejado en los personajes), bien porque el protagonista, además de enfrentarse a la resolución de un crimen, lucha con sus demonios internos ante los mismos ojos del lector, que no podrá sino sentirse seducido por esa lucha, que apoyará sin condiciones.

De modo que cuida los modales de tu protagonista. Hazlo humano, sí, pero atractivo. Si lo presentas como alguien grosero, cruel o soberbio, tu lector se sentirá muy incómodo calzándose ese tipo de botas.

El asesino

Uno de los mayores errores que comete el escritor principiante es hacer de su asesino un tipo medio tonto. No caigas en esa trampa. Enfrenta a tu detective con un antagonista digno. Créalo lo suficientemente inteligente y poderoso como para que le ponga las cosas muy difíciles al detective. Los obstáculos, es decir, el conflicto es lo que hace interesante una historia: ver cómo el protagonista debe enfrentarse a las dificultades que el antagonista va poniendo en su camino.

De hecho, tu asesino debe ser tan astuto como para que llegue un momento en tu novela en el que el lector se pregunte si el criminal se va a salir con la suya. Es decir, un momento en el que el detective está prácticamente derrotado. Por supuesto, no tiene por qué ser así, pero es lo que la mayoría de los lectores prefiere.

Otro error muy común entre los escritores novicios es el de transformar al asesino en un monstruo. Obviamente, alguien que comete un asesinato tienen algo de monstruo, pero aun así es necesario que dotes a tu antagonista con algún rasgo positivo. Recuerda que en la vida nada es totalmente blanco o totalmente negro. Muévete dentro de una escala de grises. Tu asesino menudeará con mayor frecuencia por las tonalidades del gris marengo, pero también pisará de vez en cuando algún matiz perlado.

Para una mayor información sobre el protagonista y el antagonista de una historia (sea cual sea el género), te recomiendo la entrada: Quiénes son el protagonista y el antagonista de tu novela, en la que además podrás bajarte gratis una infografía sobre estos dos personajes.

En cualquier caso, tal y como ya se ha apuntado, hablaremos de estos dos personajes con mayor profundidad en futuras entradas. No te las pierdas, porque revelaremos un montón de secretos

Fotografía: DodgertonSkillha, morgueFile.

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