La premisa está en el plural.
Puede parecer una tontería pero cambiando el singular al plural de un título como “Proyectos Manhattan”, cambia por completo todo el concepto. El proyecto Manhattan, fue el nombre clave para una iniciativa científica estadounidense que pretendía desarrollar la bomba atómica, antes de que lo hiciesen lo nazis. Al cambiar al plural, da a entender que no era un solo proyecto, sino que había más proyectos secretos del gobierno que permanecieron ocultos.
La historia empieza presentando con la llegada de Oppenheimer a los “Proyectos Manhattan”, guiado por Leslie Groves, el militar al cargo de los mismos. Ya desde el primer número, empezamos a ver por un lado las investigaciones que se están llevando a cabo, de forma paralela a como el científico llego hasta ese punto. Gran parte de lo interesante de la propuesta es el acercamiento a los personajes, y sus variaciones respecto a la realidad, que suponen una relevancia importante para el desarrollo de la historia.
Como el propio nombre indica, esta obra no se centra en los personajes, sino quiere tratar sobre la investigación científica en sí, aunque obviamente se queda con los nombres y poco más de la historia, mientras que el resto es pura ficción. Pero allí radica la magia, en la forma tan original de tratar la ficción en la que todo es posible.
El primer tomo es realmente bueno y al ser Hickman confiamos plenamente en que no baje el nivel, pero este tipo de tramas sufren mucho cuando se extienden en tiempo. No me refiero a que se alarguen los conceptos, si no que el autor no encuentre tiempo para continuar y nos veamos obligados a esperar que esté finalizada para leerla del tirón, para no olvidarnos de los detalles cada vez.