Julio Verne tiene fama de profeta, pero simplemente sintetizaba las ideas y proyectos de sus contemporáneos en sus obras. En su última novela, La invasión del mar (1905), presenta un escenario donde los europeos planean inundar el Sáhara con aguas del Mediterráneo, ganándose la oposición de los tuaregs. Desde la segunda mitad del siglo XIX se ha intentado inundar el Sáhara en varias ocasiones, pero la propuesta siempre se ha quedado en una idea.
Este plan no se inició de la noche a la mañana, sino que partía de una jugosa recogida previa de datos. Charles Frédéric Martins describió en 1864 que el último de los chotts en el noreste de África está a tan solo 16 kilómetros del mar. Un chott es un lago de agua salada en el norte de África con una morfología variable debido a la fuerte evaporación. Atravesando la cresta de Gabes, la cuenca de los Chotts podía convertirse en un mar interior. El periodista Georges Lavigne describió sus observaciones de la zona, presentando una vez más la posibilidad de crear un mar interior. Auguste Pomel fue el primero en oponerse al valorar que no tendría ningún impacto sobre el clima de la región.
El mar sahariano en la antigüedad
Los textos antiguos hablan de la laguna tritónida o mar de Tritón. Se trataba de un mar o laguna descrito por autores de la antigüedad en el norte de África. Herodoto lo describe conectado al río homónimo y conteniendo a la isla de Fla ( Historia IV.179), mientras Diodoro Sículo sitúa a la isla Héspera de las Amazonas al oeste del lago y a la isla de fuego de Menes ( Biblioteca histórica III.53-55). Solía ser situado en Libia, nombre por el que conocían a la región al oeste del Nilo, mientras Diodoro lo sitúa en Etiopía, cerca del Atlas y el océano. Según el relato de Diodoro, la isla Héspera del lago tenía un tamaño considerable, con abundancia de árboles frutales y ganado, cabras y corderos. Además contenía una península, dado que Diodoro habla de la fundación de una ciudad en el lago llamada Quersoneso ("isla continental, península"). Su relato termina contando que unos seismos lo hicieron desaparecer al quebrarse las partes orientadas al océano.
Las Argonáuticas de Apolonio de Rodas narran que el Argo quedó encallado por culpa de una tormenta en la Sirte menor (Golfo de Gabes) al volver de la Cólquida. Transportaron el barco al lago Tritón durante doce días, pero sus aguas eran demasiado saladas para beber. Al no encontrar salida al mar, propiciaron a los dioses con un trípode dorado y Tritón les abrió un canal oculto al mar.
Por estas descripciones se han barajado al Sebkha El Melah y el Chott el Djerid como candidatos a ser este antiguo mar o lago.
El proyeto atlántico
El escocés Donald MacKenzie propuso en 1877 crear un mar sahariano con un canal desde el norte del cabo Juby hasta una llanura que los comerciantes árabes identificaban con El Djouf. MacKenzie creía que esta región estaba a 61 metros por debajo del mar y que su inundación crearía un mar de 155 400 m 2, útiles para la navegación y la agricultura. No era el único en creerlo, ya que Domingo Baldía, conocido como Alí Bey, sospechaba a principios del siglo XIX que ríos como el Dráa no llegaban al mar, sino que se perdían en el desierto porque su altitud era menor que la del mar. De esta manera, declaraba que los viajes en barco serían más cortos que en caravana, permitiendo repetir varias veces al año la ruta anual que hasta entonces conectaba con Sudán. Se mostraba optimista, ya que explicaba que esta ruta de comercio pondría fin al tráfico de exclavos y abriría una ruta marítima que se acercaría a Tombuctú.
Aunque no se inspiró en los relatos de los autores clásicos, creía que había pruebas geológicas de que la cuenca sobre la que planeaba situar su ruta marítima había estado conectada con el océano por medio de un canal cerca de Saguía el Hamra.
Los planes de MacKenzie no tuvieron buena acogida. En 1887, el francés Ernst Bunge lo acusó de plagio, porque en 1865 le propuso el mismo proyecto a Napoleón III y en 1875 asistió a una exposición pública donde MacKenzie se proclamaba su creador. Por su parte, España vio como una amenaza tener la costa frente el archipiélago canario en manos británicas.
Después de todo, con la creación de la factoría en Cabo Juby, parece que MacKenzie se olvidó de su plan de inundar el Sáhara, para el que pedía fondos en su libro.
El proyeto tunecino
Del 1 de marzo de 1872 al 1 de junio de 1873, el capitán François Èlie Roudaire estudió la topografía de los chotts, descubriendo que la parte occidental del chott Melrhir estaba a 27 metros por debajo del nivel del mar. Tras estudiar los textos y mapas de antiguos historiadores y geógrafos se convenció que la cuenta de chotts estuvo conectada al mar Mediterráneo, siendo la bahía de Tritón. La bahía se habría secado en torno al comienzo de la época cristiana por la formación de una cresta no muy lejos del golfo de Gabes. Roudaire, negando cualquier conocimiento del artículo de Lavigne, se insteresó en crear un mar interior.
Roudaire investigó la topografía de Chott Melrhir e identificó la zonas situadas bajo el nivel del mar en su primera expedición (diciembre de 1874-abril de 1875). Su equipo era numeroso, incluyendo a Henri Duveyrier a cargo de las observaciones científicas de geología, botánica y arqueología. En Chott Melrhir observaron que el punto más bajo estaba a 31 metros por debajo del nivel del mar. En su retorno del mar, Duveyrier presentó sus resultados, incluyendo el mapa topográfico con la proposición del mar interior, a la Sociedad Geográfica Francesa. Duveyrier acabaría desinteresándose por el proyecto y se suicidó en 1892 por problemas personales.
El proyecto fue duramente criticado en agosto de 1875 durante el segundo Congreso Geográfico Internacional en París, dado que creían que la cresta de Gabes, con 30 metros sobre el nivel del mar, impediría la conexión del mar Mediterráneo con las depresiones.
En la segunda expedición (febrero de 1876) tan solo participaron tres franceses, que tenían el fin de explorar el lado tunecino de los chotts. El primer informe de Roudaire presentó sus actividades, tanto en expediciones previas como la actual; describió la cuenca de Chotts y la bahía de Tritón; describió los canales propuestos; presentó las consecuencias de sumergir la cuenca de Chotts y la evaluación de las objecciones al proyecto. Esto no calmó las disputas, que continuaron durante 1876 y 1877.
En la tercera expedición (noviembre de 1878-mayo de 1879) se taladró entre Gabes y los chotts para conocer los tipos de rocas que hacía falta excavar. Aquí estuvo acompañado por Ferdinand de Lesseps, quien al llegar a Gabes volvió a París por su implicación en el canal de Panamá. Las excavaciones mostraron piedras calizas a 8-10 metros sobre el nivel del mar y bajo 20 metros de arena. El segundo informe de Roudaire, completado en octubre de 1880 y publicado a comienzos de 1881, no llegó acabar con la polémica ni en las publicaciones científicas ni en los periódicos. Alexander William Mitchinson argumentó que tal plan crearía ciénagas plagadas de enfermedades.
Para valorar la propuesta, el gobierno francés crearía una comisión de investigación el 27 de mayo de 1882 liderada por el ministro de asuntos exteriores Charles de Freycinet. Estaría compuesta por tres subcomisiones: la técnica, con la vicepresidencia de Lesseps; la científica, y la diplomática, militar y comercial. Los parlamentarios, expertos militares y representantes de las agencias del gobierno se enzarzarían en acaloradas discusiones en las que requerían la repetida asistencia de Roudaire para responder a varias preguntas. La comisión estimó el coste del proyecto en 1 300 millones de francos (105 204 261,59 € actuales). El 28 de julio de 1882, la comisión recomendó al gobierno no apoyar su creación por su elevado coste en relación con sus beneficios.
Lesseps no estaba satisfecho con la conclusión, considerando que el coste era mucho menor. El 4 de octubre de 1882 pidió la concesión de la tierra en la zona del proyecto y creó la Société d'Etude de la Mer intérieure en diciembre del mismo año con un capital de 200 000 francos recogidos entre él y sus amigos de la compañía de Suez. Gracias a esto, Roudaire pudo visitar la zona una última vez. El 25 de diciembre de 1882 partió para completar su programa de excavaciones y medidas topográficas. En marzo de 1882, Lesseps visitó la zona de nuevo con un equipo de distinguidos ingenieros y contratistas. Deseaba cruzar el desierto entre Gabes y la depresión al sur de Túnez para decidir el destino del proyecto. Al volver, volvió a rechazar la decisión de la comisión y recomendó la construcción del canal, ya que estimaba su construcción en 150 millones de francos. Finalmente se reunió con Freycinet, decidiendo ignorar la comisión para acabar con la polémica.
En 1884, los geólogos que estudiaron la zona se convencieron de que durante la época histórica no había existido ningún mar interno en la zona y que la base fundamental de la bahía de Tritón carecía de fundamento. Roudaire, a pesar de la amistad y apoyo de Lesseps, fue perdiendo la esperanza en el proyecto, enfermando y muriendo el 14 de enero de 1885.
Retomando el proyecto
El proyecto se abandonó la idea se abandonó. En torno a 1930, algunos autores alemanes retomaron el tema de la bahía de Tritón. En 1936, un grupo de científicos americanos estudió el tema en Túnez, pero sin propuestas.
Con el descubrimiento de petróleo en 1956 en Libia y Algeria y en 1957 en Túnez, así como la independencia de Algeria en 1952, se renovaron las esperanzas en el proyecto. En 1957 se fundó la Association de Researches Technique pour l'Etude de la Mer Intériure Saharienne (ARTEMIS) para investigar el mar interior en las depresiones del Sáhara. ARTEMIS esperaba que el petróleo descubierto en Túnez y Algeria ayudaran al proyecto, pero el resultado de sus investigaciones son desconocidas.
En 1958, el gobierno tunecino pidió a una compañía francesa evaluar la inundación de las depresiones de chotts para la mejora del transporte interno, la creación de un microclima y el desarrollo del sur de Túnez. La compañía informó de la evaporación y las características del canal en 1959. Por los grandes problemas de cavar un canal a nivel del mar, la compañía propuso hacerlo sobre el nivel del mar y llenarlo por bombeo
El director de la Comisión de Energía Atómica Tunecina propuso la creación de un mar interior en 1968, pero no logró proporcionar detalles técnicos para su propuesta. Sin embargo, argumentó que evitaría la expansión del Sáhara y crearía una industria pesquera capaz de producir 50 kg de pescado por hectárea al año. Emulando la operación Plowshare de los Estados Unidos y las Explosiones Nucleares para la Economía Nacional de la URSS, animó a usar explosiones atómicas para excavar el canal.
En noviembre de 1983, los gobiernos de Algeria y Túnez firmaron un protocolo sobre el establecimiento de la Société d'Etude Tuniso-Algérienne de la Mer intérieure (SETAMI) para estudiar la viabilidad del proyecto. El estudio fue dado en julio de 1984 a SWECO, una consultoría sueca de ingeniería que había estudiado una propuesta similar para la depresión de Qattara en egipto para el periodo 1981-1982.
SWECO estudió la meteorología, climatología, hidrología, temas técnicos, agronomía y economía del proyecto. El nivel de evaporación medio anual de la zona, según un estudio de una compañía francesa en 1985-59, era de 2,7 metros. SWECO usó métodos de equilibrio de energía y estimó un nivel de evaporación anual de 2 metros. Usando un modelo meteorológico de la Universidad de Uppsala, mostró que el aumento de la precipitación sería insignificante para la mayor parte de la región, salvo en una estrecha franja sobre el lado sur del Atlas, cerca de Biskra, donde había un aumento de 50-100 mm. Esto suponiendo que el mar interior estuviera a nivel del mar. Si estuviese a 15 metros por debajo del nivel del mar, estas estimaciones se reducirían un 20%.
Los resultados mostraron que los cambios en la temperatura serían insignificantes, el aumento de evaporación evitaría el cultivo de palmeras y la concentración de sal por la evaporación provocaría una estratificación del agua, siendo necesario un canal de retorno para el agua con altas concentraciones de sal.
La estimación del coste para tres modelos diferenciados por su capacidad rondaban de 11 a 86 millones de dólares (2002), con un coste operativo de la opción de tres canales de 11, 32 y 79 millones anuales. Además, tendría un impacto negativo en la producción agrícola de la zona, no reduciría la importación de comestibles, no crearía trabajos más que durante la construcción y aumentaría el déficit de la balanza de pagos para ambos países. En resumen, costaría una parte importante del Producto Interior Bruto (PIB) de ambos países y sus beneficios hipotéticos y su impacto medioambiental y socioeconómicos no justificaban su ejecución
En el 2018, el proyecto del mar en el desierto de Cooperation Road para conectar el golfo de Gabes con el Chott el Djerid recibió el apoyo del gobierno tunecino.
El proyecto egipcio
En Egipto, la inundación del desierto se limitaba a la depresión de Qattara, una cuenca de 18 000 km 2 que alcanza los 133 metros por debajo del nivel del mar. Ya en 1912, el geógrafo y geólogo alemán Albrecht Penk proponía su uso para la generación de electricidad.
En 1927, John Ball dirigió el Estudio de Egipto y "descubrió" la depresión, cuya cartografizacion supervisó. Entonces sugirió usarla para generar hidroelectricidad. Entonces hizo los cálculos preliminares sobre la tasa alcanzable de llenado, la tasa de entrada, la producción eléctrica y la salinidad.
En 1957, la CIA explicó al presidente Dwight Eisenhower que el proyecto traería la paz a la zona alterando el clima, dando trabajo y hogares a los palestinos, además de alejar a Gamal Abdel Nasser de la influencia soviética.
En 1964, el ingeniero hidraulico alemán Friedrich Bassler lideró una junta de asesores internacional para planear y financiar las actividades del proyecto. Aconsejó al gobierno egipcio sobre el asunto desde 1975 y el Ministerio Federal de Economía y Energía alemán le pidió un estudio preliminar de viabilidad. Durante una década trabajaron para crear la primera planta hidrosolar del mundo. La idea era llevar el agua del Mediterráneo por medio de canales o túneles con tuberías forzadas para generar electricidad. La depresión se llenaría hasta los 60 metros por debajo del mar, creando un canal lo suficientemente profundo para tener una ruta marítima que conectara con puertos interiores y zonas de pesca.
Sin embargo, el proyecto era demasiado costoso y complejo. Además habría que eliminar todas las municiones no explotadas de la Segunda Guerra Mundial. Se propuso realizarlo con 213 explosivos nucleares de 1,5 megatones cada uno, pero las ondas de choque afectarían a la inestable grieta del mar Rojo. También aumentarían la erosión de la costa y se estimaban 25 000 evacuados por el proyecto.
El plan se abandonó, pero puntualmente se publican nuevos artículos sobre su viabilidad.
El proyecto general
Habiendo leído el desarrollo de los planes anteriores, seguramente habéis llegado a la única conclusión posible: pecaron de ser muy poco ambiciosos. Afortunadamente, el profesor francés Edmund Etchegoyen propuso en torno a 1910 inundar todo el Sáhara aprovechando que se encontraba por debajo del nivel del mar. Esto mejoraría crearía un clima templado en la zona y favorecería tanto la habitabilidad como el comercio de la región. Para ello proponía crear un canal desde el la costa Mediterránea o Atlántica para formar un mar con la mitad del tamaño del Mediterráneo.
Sin embargo, recibió muchas críticas. Entre ellas las de meteorólogos que se preocupaban por las consecuencias para Europa. Afirmaban que si África obtenía un clima templado, Europa recibiría un clima ártico. También criticaron que el desplazamiento de tal cantidad de agua desplazaría el eje de la Tierra. Aunque fue tomada en cuenta, el gobierno francés finalmente rechazó la propuesta debido a que no todo el Sáhara está bajo el nivel del mar, con lo que el tamaño estimado sería menor e irregular, lleno de bahías y cuevas.
Estos proyectos no fueron únicos en el mundo. Durante el siglo XX se estudió la posibilidad de secar parte del Mediterráneo para crear Atlantropa, así como derretir los polos para facilitar el tráfico de barcos.
Fuentes
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- De Sicilia, D. (2001). Biblioteca Histórica: Libros I-III. Lingua, 16, 00.
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- Esteban, J. A. R., & Timón, D. A. B. (2015). Los procesos de urbanización en el Sáhara español (1884-1975): un componente esencial del proyecto colonial. Les Cahiers d'EMAM. Études sur le Monde Arabe et la Méditerranée, (24-25).
- López-Pozas Lanuza, J. C. (2015). África Occidental Española: la cuestión de la soberanía y la retirada del Sahara.
- Létolle, R. (1997). Histoires d'une mer au Sahara: utopies et politique. Editions L'Harmattan.
- Ghassemi, F., & White, I. (2007). Inter-basin water transfer: case studies from Australia, United States, Canada, China and India. Cambridge University Press
- Martins, C. (1864). Tableau physique du sahara oriental de la province de Constantine.
- Lavigne, M. G. (25 Novembre 1869) Le Percement de Gabès, Revue Moderne 55 - 2º volumen.
- Pomel, A. (1872). Le Sahara, observations de géologie et de géographie physique et biologique, avec des aperçus sur l'Atlas et le Soudan et discussion de l'hypothèse de la mer saharienne à l'époque préhistorique, par A. Pomel,... Association ouvrière V. Aillaud et Cie.
- Thompson, G. A. (1912). A plan for converting the Sahara desert into a sea. Scientific American, 107(6), 114-125.