Continuamos en Merkabici presentándote todos los detalles de todos los puertos que suben a la Meseta desde la Cordillera Cantábrica. Y lo seguimos haciendo con el Puerto de la Matanela, un viejo conocido del que ya hemos comentado algunas vertientes, y que ahora vamos a afrontar por la más dura de todas sus subidas. Un lugar donde sentirás la presión de la naturaleza virgen y donde tus piernas se sentirán como pez en el agua si gustas de las pendientes extremas.
El comienzo de la subida se sitúa apenas unos cientos de metros más adelante del de la anterior vertiente, es decir, en plena nacional 636 en dirección a El Escudo, Eso significa que deberemos de haber superado varios repechones antes de iniciar la subida oficial. Y a fe que la subida oficial es lo suficientemente dura como para no necesitar de más aditamentos para conseguir una catalogación extraordinaria.
¿Número? Aquí los tienes. Diez kilómetros de subida al seis y medio de pendiente media. Parece fácil, ¿verdad? Pero no lo es tanto si te decimos que hay dos kilómetros por debajo del cuatro por ciento y otros tres por debajo del cinco. Es decir, que la pendiente media de los otros cinco kilómetros se va por encima del once y medio por ciento…ya no parece tan sencillo, ¿verdad?
Eso sí, tienes que agradecer que el puerto no engaña en ningún momento, y desde los primeros metros se muestra imponente, con una primera rampa al 16% que servirá para calmar tus ansias y que, te recomendamos, debes de subir lo más suelto de desarrollo que puedas y guardando fuerzas. Sí, intenta guardar fuerzas al 16% porque lo de después es peor.
Y lo de después es nada menos que un muro de ochocientos metros basculando entre el 12 y un pico imponente al 20 % que te dejará casi sin fuerzas cuando aun no has terminado el primer kilómetro de ascensión, que se va a una media del 13,5 %, muy difícil de encontrar en cualquier puerto de la península, y que resulta suficientemente expresiva del muro que estás afrontando.
El segundo kilómetro parece más sencillo, ya que su media es de “sólo” el once por ciento. Pero si te decimos que a mitad de ese kilómetro afrontar un llano de doscientos metros seguro que ya no te parece nada sencillo. De hecho este kilómetro no es sino un largo paredón al quince por ciento interrumpido tan sólo por ese tramo llano, con lo que deberás exprimirte a fondo para poder coronarlo con éxito. Tus piernas gritan de auténtico dolor y se estremecen de pensar todo lo que te queda por delante (aun no has llegado a las rampas más empinadas)…y sólo llevas dos kilómetros. Respira hondo y aprovecha el siguiente tramo, algo más sencillo, para reponer fuerzas, porque te prometemos que las vas a necesitar. Y mucho, además. Así que respira…