Revista Viajes

Los puertos de paso a la Meseta desde la Cordillera Cantábrica: El Portillo de la Sía

Por Rafael @merkabici

Continuamos desde Marchas y Rutas el análisis de todos los puertos que suben desde la Cordillera Cantábrica hasta la Meseta. Y en este caso vamos a atacar la cara sur del Portillo de la Sía, bien conocida por todos los aficionados por ser un habitual en las Vueltas a España de los años noventa, acompañado de su inseparable vecino de Alisas. Es un puerto no demasiado duro y mucho menos espectacular que su vertiente norte, pero no por ello íbamos a dejarlo sin analizar, ¿no?

Los números no engañan, y nos encontramos ante un puerto de algo más de siete kilómetros a un poco menos del seis por ciento de pendiente media, aunque un largo descanso en su parte central hace que esta media sea algo engañosa.

El entorno es de gran belleza

El entorno es de gran belleza

El puerto empieza en Las Machorras, un pueblo situado pocos kilómetros de Espinosa de los Monteros, y privilegiado para la práctica del ciclismo, ya que de allí parte los alto de La Sía, Estacas de Trueba y Lunada.

A la salida de este pueblo nos encontramos las primeras rampas serias de este puerto, que se colocan rápidamente un poco por encima del seis por ciento durante los primeros mil metros. El segundo kilómetro es ligeramente más duro, casi al siete por ciento, con una carretera bastante rectilínea, que nos deja bonitas vistas sobre el valle y los páramos castellanos.

Imagen de esta vertiente de la subida

Imagen de esta vertiente de la subida

El tercer kilómetro, ligeramente más suave, nos deja a los pies del gran descansillo que hay en mitad de la subida, un falso llano ascendente de casi un kilómetro, que nos permite recuperar las fueras y mantener siempre una pedalada constante. Eso sí, intenta no atufarte metiendo plato grande en estos metros más favorables, porque el siguiente kilómetro al del descansillo es el más duro de toda la subida, alcanzando casi el siete por ciento de media. La carretera está en bastante buen estado, aunque el asfalto es muy rugoso debido a lo exigente del clima de la zona y no permite que la bicicleta deslice todo lo suave que desearíamos.

Afrontamos ya los dos últimos kilómetros de la subida, con una dureza bastante sostenida al seis y medio por ciento de pendiente media, sin apenas rampones de interés pero sin descansos dignos de tal nombre, que nos dejan en el Portillo de la sía, un puerto de 1227 metros que habremos ascendido por su vertiente sur. Desde la cima puedes bajar hasta Cantabria para hacer durísimas rutas circulares por Estacas de Trueba o Lunada, o bien arriesgarnos por el esterrato de la pista de montaña que sube hasta el Picón Blanco, que sí está asfaltada por su otra vertiente y que permite realizar una serie de bucles por esta zona de indudable dureza. Esta pista parte directamente desde la cima y pasa a pocos metros de varios molinos de viento, en lo que supone una estampa sumamente curiosa, uno de esos sitios donde te pararás seguro a tirar unas buenas fotos.


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