Acabamos aquí este repaso por el primero de nuestros puertos que comunican la Cordillera Cantábrica con la meseta analizando la vertiente más dura del Alto de Los Tornos, una vertiente que va subiendo a escalones por diferentes pueblos de la geografía cántabra y que tiene tramos realmente duros de gran longitud. Todo un desafío cicloturista de primer orden.
Dieciocho kilómetros al cuatro por ciento de media. No asusta mucho, ¿verdad? Pero si ahora te digo que este puerto esconde kilómetros enteros al diez por ciento de media y largos tramos por encima del dieciséis seguro que te lo vuelves a pensar. Y es que esta vertiente es demoledora.
En invierno tendrás frio, pero postales incomparables
Iniciamos la subida en la localidad cántabra de Regules, en pleno Valle de Soba, y realmente los primeros kilómetros del puerto van a consistir en ir saltando de un pueblo a otro a través de carreteras olvidadas pero generalmente en buen estado y con rampas entre ellas bastante serias.
Tras la salida de Regules tenemos dos kilómetros suaves y una fuerte bajada de 300 metros que nos deja frente a la primera rampa del día, un doce por ciento que nos parecerá durísima al venir con las piernas frías por la bajada. Nos espera por delante el tramo más duro de toda la subida, tres kilómetros a casi el diez por ciento de pendiente media, y con innumerables rampas por encima del trece y el catorce por ciento, alcanzando el dieciséis en algunos tramos concretos. Un espacio de gran dureza que podremos hacer más llevadero si contamos con el desarrollo adecuado que nos permita mirar el precioso panorama que se abre ante nuestros ojos, con el Valle de Soba en todo su esplendor y la Cordillera justo enfrente como un farallón rocos.
Pueblos con rincones encantadores
A la altura de un cruce que lleva a Santayana debemos iniciar una bajada de más de un kilómetro que nos lleva a un tramo más irregular de tres mil metros de toboganes. Eso si, la presencia de continuas rampas por encima del diez por ciento en los tramos de subida hará que no podamos relajarnos.
Una vez en el fondo del Valle nos quedarán ocho kilómetros muy sostenidos hasta alcanzar la cima del puerto. El primero de ellos le podemos definir como un auténtico infierno, con rampas del dieciocho por ciento sobre una pista de hormigón que hace que la pendiente parezca aun mucho mayor. La llegada a Fresnedo, en un pequeño falso llano, calma esa situación y permite que nuestras piernas respiren. A partir de allí el camino hasta la cima de este formidable puerto coincide con el de la vertiente de Fresnedo que te comentamos ayer, salpicado siempre de rampas por encima del diez por ciento y con unas vistas magníficas. Sin duda alguna cuando llegues a la cima y veas todo lo que has ascendido estarás de acuerdo conmigo en que este puerto es una conquista de primera categoría.