Los puertos de paso desde la Cordillera Cantábrica hasta la Meseta: Estacas de Trueba II
by Macos Pereda Herrera 10 octubre, 2014 0 commentsTe continuamos contando aquí cómo es la subida de este espectacular puerto cántabro, uno de los más bonitos de entre los que dan acceso a la Meseta.
Una vez pasado el desvío al túnel de la Engaña y la estación de era, que te comentamos ayer, seguimos pedaleando siempre por una carretera rectilínea con pendientes de en torno al seis por ciento, y con la montaña a nuestra izquierda. El asfalto es muy rugoso y tiene mucha grijilla en algunos lugares, algo que tendrás que tener muy en cuenta a la bajada
A la altura del kilómetro cinco tenemos una curva de cambio de vaguada, que nos introduce en la zona más imponente del puerto, puesto que hemos llegado hasta el mismo tope de la montaña y tendremos que afrontar su subida por la otra cara de la misma. En este puntos e puede ver una vistosa cascada si afrontamos esta subida en época de deshielo.
Nos espera ahora otra recta en dirección contraria a la anterior de casi dos kilómetros, antes de afrontar una fortísima herradura a izquierdas que nos deja frente a otra larga recta. Aquí la pendiente ha subido un poco y tendremos que afrontar otro cambio de vaguada, antes de entrar en la zona definitiva del puerto, la más dura y vistosa. Precisamente esta nueva recta, en dirección norte, será la que mejores imágenes deje en nuestra retina, justo antes de afrontar una abrupta curva de herradura a la derecha, donde la pendiente alcanza un diez por ciento durante algunos metros. Eso sí, pocos, no te asustes.
Entramos en la parte más dura del puerto, un par de kilómetros a casi el siete por ciento de pendiente media, donde afrontaremos la subida en una dura recta dirección sur, que será un auténtico infierno si tenemos viento de cara. Al final de la misma volvemos a cambiar de vaguada y tendremos la posibilidad de recargar agua en una fuente tan limpia y fresca como escondida, pese a estar justo al borde de la carretera. Intenta no atiborrarte de agua fría, que puede sentarte mal con el esfuerzo.
De allí hasta la cima sólo resta un kilómetro, con curva de herradura de por medio y a pendientes cercanas al seis por ciento, que nos dejará en la cumbre de este precioso puerto, con unas vistas inmejorables y rodeados de manadas de caballos salvajes. Eso sí, ten cuidado con el viento, porque puedes quedarte frío.
La vertiente sur de este puerto sólo tiene interés por su carácter de enlace con colosos como La Sía y Lunada, ya que sale del pueblo burgalés de Las Machorras. Con más de 11 kilómetros de longitud y una pendiente media que no alcanza ni el tres por ciento, hablamos casi más de un falso llano que de una auténtica subida, puesto que ningún kilómetro alcanza el cuatro por ciento. Eso sí, si coges un día con fuerte viento de cara te puedes volver loco al encontrarte con una pared invisible que impide tu avance. Avisado quedas.