La gente que no lee libros en España alcanza un 35% de la población, que es una barbaridad, pero es que la gente que sólo lee algún libro al año o muy pocos, es un porcentaje también considerable. Apenas un 14% declara leer al menos un libro al mes.
De modo que pocos leen y muchos son los que no reconocen en público no leer en absoluto, dado el negativo perfil que dibuja este aspecto de cara a los demás. Si hay un gran reto en la actualidad es despertar la pasión por la lectura entre más gente, conseguir que se compren más libros y se lean. Esto no se consigue recomendando los rollos literarios que se suelen recomendar en España, y desde fuera no es extraño comprobar que el estímulo a la lectura no es adecuado.
Para aumentar los niveles de lectura de libros, es necesario hacer más pedagogía para alimentar el gusto por la lectura, pero basado en buenos libros y no en los títulos horteras que se están publicando masivamente en España, donde sólo unas pocas excepciones se salvan.
Las excusas de los que no leen son extensas y creativas: nunca tienen tiempo, la televisión es más entretenida, se les cansa la vista, los libros son muy largos, la letra es muy pequeña, es más divertido tomar unas copichuelas, los libros son caros, no hay nada que me guste... Pero ninguna excusa es válida si el libro es realmente bueno y merece la pena leerlo.
Aquí está la clave para conseguir nuevos lectores: mejores libros, más atractivos y más estimulantes. Un libro que guste a los lectores será rápidamente recomendado y puede llegar a los que no leen. El desafío es conseguir que haya nuevos lectores, que más gente lea y sienta la pasión por la lectura. Y eso se consigue con buenas propuestas, no desde la imposición de tendencias de las editoriales, sino desde la creatividad de los autores y sus habilidades para escribir.
Es la única forma de potenciar la lectura entre esa gente que todavía prefiere dedicar el tiempo a comunicarse por WhatsApp, Facebook, Twitter, ver vídeos en Youtube o leer revistas del corazón. Una enorme masa de gente está ahí fuera esperando a que libros interesantes despierten su atención. El problema es que no hay tantos libros interesantes ahora mismo. Pero los que hay, deberían estar leyéndose ávidamente, algo que tampoco es así. Ahí está el problema, que los buenos libros no llegan a la gente. Cuando eso sucede, es que la sociedad está fallando en temas importantes.