El western que me dispongo a comentar a continuación a pesar de no encontrarse en ninguna lista con las mejores películas del género, de tampoco ser muy apreciada por la crítica y de que a su director no le gustaba como había quedado finalmente, creo que es un film muy reivindicable y que merecía ser valorado en mejor consideración.
Otros de los problemas con los que conto la película fue que su máxima estrella Audrey Hepburn (en su único western de su carrera) se rompiese la espalda por una caída de caballo mientras ensayaba una escena. A pesar de que finalmente se recuperó, el accidente también le provocó un aborto, en lo que supuso el segundo embarazo frustrado de la actriz. Esto la sumió en una grave depresión que hizo temer por su salud mental: llegó a pesar cuarenta kilos, y a fumar más de tres paquetes de cigarrillos al día, razón por la cual siempre repudió esta película.
- Nunca he matado a nadie.
- Es el rifle el que mata.
- Pero, es mi familia. - Por sangre sí, pero por nada más.
Con dos momentos cumbre los celos que le provoca ella tonteando con un joven indio. La escena de la doma de caballos es de una fuerza atronadora y ese momento en el que el indio John Saxon, no pudiéndose resistir a los encantos de Audrey, le quita un abrojo enredado en su pelo. Mientras se produce la violenta reacción del hermanastro celoso Burt Lancaster:
- ¿Alguien más ha visto un abrojo en el pelo de mi hermana?
Y me encanta la declaración final de Burt a Audrey que termina con ese precioso beso, que creo debe ser uno de los hermosos besos filmados en toda la historia del western.
- ¿Por qué haces que los maten por mí?
- Porque eres mi pequeña piel roja.
- Tú no eres una Zachary. Yo soy la espada del Señor, el fuego y su venganza.
La persecución a caballo del indio John Saxon a el hombre del sable, y como curiosidad John Saxon lleva consigo 3 caballos, a medida que se van cansando, pasa de uno a otro abandonándolos en mitad de la pradera, y dándole caza cuando al caballo al cual persigue cae rendido de cansancio.
Mención en especial merece Audie Murphy un habitual del cine del oeste de serie B, que en este film Huston le pone un enorme bigote, quizás para quitarle ese aspecto juvenil y de crio que tenía en todos sus western como protagonista, actor que gozo de cierta popularidad en su época pero que realizó pocos westerns dignos de mención.
En resumen un western muy interesante con la fuerza y la química de su pareja protagonista, en sus únicos papeles juntos en el cine que ya por eso merece reivindicar su lugar en el cine del oeste.