-Disculpe, ese es mi asiento
-Pero... El ómnibus está lleno
-Por eso me gustaría acceder a mi asiento, ya que hice la reservación correspondiente y aqui tengo el boleto que lo acredita, ve?
-Claro...claro, oh, esto es muy inusual, de verdad quiere que yo salga de este asiento?
-La verdad es que me gustaría, si, para una persona de mi salud, juventud y vigoridad, la comodidad al viajar es prácticamente una necesidad, ¿no le parece? No se lo tome como algo personal, usted simplemente eligió un asiento ocupado para sentarse.
-Pero... ¿no se siente mal de hacerme ir parada todo el viaje con estos dos bebes en brazos?
-no...no realmente
- ¿Ni siquiera sabiendo, joven, que tengo... 77 años?
-¿77 nada más? la ceguera la ha hecho parecer mucho más mayor
- No es solo la ceguera, joven, con la humedad que hay, los reumas están matándome
- Que feo todo esto que me dice señora, la memoria como le anda?
- Gracias a Dios lo más bien por ahora
- ¿le parece? porque creo que le había dicho que era mi asiento
Esto es una dramatización de la famosa charla de ómnibus que trajo a la mesa política la más grande discusión sobre derechos humanos y discriminación desde que Rosa Parks se negó a ir a la parte de atrás del ómnibus por ser afroaméricana. Hablamos de Robert Paulson que se rehusó a dejarle su asiento de ómnibus a una persona sólo porque era más débil y frágil. Este evento causó marchas y desfiles en todas las grandes ciudades, como "la marcha de un millón de personas que se quedaron paradas porque otra persona se sentó en su asiento y no podían pedirles su asiento porque eran viejos o algo". Se prevee que un proyecto de ley para obligar a todas las personas débiles a reservar asiento cuando van a viajar y no depender de que como son débiles van a viajar sentados igualmente se apruebe en el senado la próxima semana. Se espera que se apruebe por unanimidad dado que todos los senadores viajan en auto.