Para quienes no admiten ninguna desviación de la política económica aplicada hasta la fecha, basada en una austeridad absoluta en el gasto y la inversión pública, supondrá un enorme disgusto los sendos informes que Intermón Oxfam –una ONG nada sospechosa de izquierdismo radical- y la Organización Internacional del Trabajo (OIT) –la agencia de Naciones Unidas dedicada a promover la justicia social y el reconocimiento de las normas fundamentales del trabajo- han dado a conocer para alertar del precio en desigualdad y pobreza que se les hace pagar a amplias capas de la población por atender y satisfacer exclusivamente los intereses del mercado y el capital.
Son los mismos a los que se les llena la boca de hablar de una “recuperación” que apenas ha conseguido reducir el paro en España, puesto que la creación de empleo se basa, en virtud de esas políticas y “reformas” económicas, en contratos mayoritariamente temporales que lo único que han provocado es un mercado laboral caracterizado por la precariedad. Precariedad del empleo, precariedad de las condiciones laborales y precariedad salarial que, para colmo, han producido lo que se ha dado en llamar “trabajadores pobres”, aquellos que no disponen de una remuneración suficiente respecto a sus necesidades y se ven progresivamente abocados a la exclusión social. Una situación de la que alerta la OITal advertir en su informe del aumento elevado número de familias en riesgo de situarse por debajo del umbral de pobreza, cifra que subió del 27,3 % en 2013 al 29,2 % en 2014.
Sin embargo, los promotores de semejante “austericidio” en nuestro país siguen desoyendo todas estas alarmas provenientes, no de adversarios políticos nacionales, sino de organismos internacionales preocupados por la deriva de las desigualdades y la pobreza en el mundo a causa de las políticas económicas de gobiernos como el nuestro, atentos sólo a los intereses del mercado y de los detentadores del capital. Tal es su ceguera dogmática que ni siquiera aprecian, muchos menos atienden, las alarmas que entidades caritativas como Cáritas elevan sobre las consecuencias de abandonar a su suerte a miles de familias españolas sin recursos, sin ayudas y sin ninguna posibilidad de mejora que estas nuevas condiciones económicas imponen. Y es que, a juicio de los fanáticos del neoliberalismo, todos los que no acaten las decisiones gubernamentales en materia social y económica obedecen a un izquierdismo radical cuyos postulados son nefastos y perjudiciales para sostener y continuar la “recuperación” de España. Se entiende que aluden a “su” recuperación, la de los ricos y pudientes que se benefician de todas estas medidas causantes de desigualdad y pobreza en nuestro país.