Y nada mejor para comenzar que hablar un poco sobre The Chair, el docu-reality de la cadena Starz que emitirá su último episodio este fin de semana. La idea de The Chair es muy sencilla y al mismo tiempo tremendamente interesante. Básicamente, ofrecen un mismo guión a dos directores distintos (guión que, por cierto, pueden mantener tal cual o ir modificando a su gusto, manteniendo, eso sí, algunos elementos clave) y a partir de ahí cada uno tiene que hacer una película, su propia versión de la historia que quieren contar basándose en ese guión. Al final, la idea es no solo ver el resultado final de dos procesos absolutamente distintos, sino también observar el proceso en sí, cómo pasa esa película de ser un proyecto en papel a ser algo terminado. Y las diferencias entre uno y otro director a lo largo de todo esto.
Esa honestidad, por cierto, se traslada al propio reality en sí. Mientras puede ocurrir que en otros programas se haga lo imposible por disfrazar algunos elementos quizá menos “reales” y el resultado es absolutamente forzado (porque nadie se ha olvidado realmente de que está en un reality), The Chair es muy consciente de su propio formato y de algún modo de vez en cuando nos permite una pequeña mirada a su propio “detrás de las cámaras”. Lo que, por paradójico que parezca, hace que el resultado sea algo especialmente natural.
Quizá el mayor problema del formato, de todos modos, esté en el proceso de elección del ganador, que teniendo en cuenta las circunstancias probablemente no resulte el más adecuado, a pesar de que sobre el papel podría haberlo sido. Y es que el ganador viene determinado por la votación del público en función de ambas películas. Lo que, como digo, sobre el papel resulta más que adecuado. Lo que pasa es que Shane Dawson ahí parte con ventaja, debido a su legión (muy específica) de fans en youtube. Y parte con ventaja en una competición en la que de otro modo, y al menos guiándonos por lo que hemos venido viendo hasta ahora y sin tener el producto completo, no debería estar ni en la misma liga que Anna.
A pesar de este fallo, que no deja de tener importancia, lo cierto es que The Chair es una idea muy interesante que, en su mayor parte, está tremendamente bien ejecutada. Es, sin duda, uno de esos programas a los que merece la pena echarles un vistazo, independientemente de nuestra opinión sobre los realities como concepto.