Los recetarios malditos: libros de cocina que nunca compraría

Por Biscayenne
Ahora que la cosa está muy malita para gastos superfluos, me pienso y repienso mucho en qué invertir los cuartos.
Yo, que soy una pequeña diógenes en potencia, atesoro objetos y mucho polvo encima de ellos. Mapas, tazas, cubiertos, grabados y muchos libros. Voy guardando los restos de fin de mes (cuando los hay) y de vez en cuando me doy un capricho en forma de negro sobre blanco. Siempre tengo en mente esos consejos maternos de "lo barato sale caro" y "cómprate algo que te dure para siempre". Aplicado a los libros en vez de a los zapatos de cuero y los abrigos de lana, se traduce en elegir un libro que puedas usar ahora y dentro de 20 años. Que no sea una loca aventura de una noche ni te arrepientas después de esa lamentable cana al aire, haciendo como si no conocieras su portada.
Soy de gustos un poco particulares, porque prefiero mil veces comprar un libro viejo que uno nuevo y me encantan los recetarios frikis y tirando a kitsch. Los antiguos son en español, los de este siglo casi todos en inglés (alguno cae en francés o alemán). 

Me gustan más los libros de cocina que los de recetas. Que parecen lo mismo pero guardan las distancias de una novela y un diccionario. Seamos claros: los recetarios, salvo contadas excepciones, no se leen, se hojean y/o consultan de vez en cuando sin llegar a la mesilla de noche. Como mucho hacen bonito en el salón, eso que los modernos llaman "coffee table book" y que siempre fue un libro de postureo con muchas estampas.
Prefiero ensayos, biografías o historias trufadas de recetas por aquí y por allá que a + b = c. Sobre todo porque cuando uno prueba en casa, a + b suele ser igual a incógnita. Hay recetarios escritos desde la mala leche y las ganas de hacer la puñeta, ésos que omiten pasos o cantidades meramente por fastidiar. 
Como soy tan exquisita para soltar la pela, hay libros que nunca compraría, entre ellos y según mis reglas, prejuicios y odios personales (luego me contáis los vuestros):
  • 1. Aquellos que mencionan un lapso de tiempo en el título. Aprende a cocinar en una tarde, recetas en 10 minutos y otros por el estilo. Para hacer algo rápido y exprés me hago unos huevos fritos con chorizo. Ya, ya sé que todo el mundo quiere el de Jaime del cuarto de hora. Pero amigos, él ya tiene todos los ingredientes cortados, la cocina limpia y todo preparado. Luego tú te pones a hacerlo y tardas tres veces más.

  • 2. Todos los que prometen que harán tu digestión (y por ende tu vida) más sana, más ligera y más feliz. Son los autoayuda gastronómicos. Mención aparte merecen los que te dicen que te harán más guapo.

Como veis, Cristina Galiano es una musa capaz de aunar microondas, rapidez y salud. Lo tiene todo, ejem.


  • 3. Los dedicados en exclusiva a un tótem tecnológico. Thermomix (claro, no tengo) pero también la olla exprés, el wok, la licuadora, la batidora americana o el abrelatas. Los utensilios están para ayudar, no para limitar. O eso creía yo.

¿No os decía que la Galiano lo tiene todo?


  • 4. Los recetarios escritos para un género, edad, condición o modo vital. De mear y no echar gota: recetas para la mujer de hoy, para parejas con desamor, para divorciados... Títulos reales tan flipantes como "Mujer profesional independiente busca ensaladas para compartir", "Los hombres también pueden cocinar", "Cocina para mujeres deliciosas" y el mejor: "Las amigas montan una fiesta, recetas explosivas para noches desenfrenadas", de veras, tronca. Te lo juro tía.

  • 5. Íntimamente relacionados con el punto 2 y el 4 están los recetarios de la perfección. Éstos además por el mismo precio te dan consejitos básicos de cómo colocar los cubiertos, maridar el vino, conjuntar el delantal de volantes con los tacones y acomodar a tus invitados borrachos.

  • 6. Todos los recetarios que vienen en una caja, latita o con el kit de accesorios de la Barbie para elaborar las recetas contenidas en él. Los de lata además suelen venir en fichas como cartas de jugar a los catetos con alta propensión a desparramarse. Los que vienen con utensilio incorporado suelen dar que pensar que por el precio que tienen, las dichosas cápsulas de silicona deben de ser  más malas que el dolor. Y no preguntes a ver si tienen el libro solo sin el kit de Mcgyver cocinitas, porque te miran mal.

En la caja de "Decora tus pasteles" cuenta la leyenda que sí que hay un libro, pero es lo de menos. El kit de pelapatatas y abrelatas para estudiantes me ha epatado.


  • 7. Los libros de celebrities (ahí va qué chorrazo). Famosos que salen en la portada de un librillo de cocina seguramente escrito por otro (o no, que es aún peor) y se llevan todo el crédito. Que digo yo, si un cocinero escribiera un libro dando sus consejos personales sobre paternidad, salud o cómo ser un actor en 20 días, ¿os lo compraríais?

Entre los recetarios de famosos hay dos categorías: los casposos sin más y los que tienen su gracia y comprarías de saldo (muy de saldo) porque tienes curiosidad malsana. Alguno tiene hasta buena pinta.

Por si os ha entrado el morbo, entre la locura y lo cañí hay recetarios tan cachondos como el de Octavio Acebes, Florinda Chico,  Yvonne Reyes o Concha Márquez Piquer. Summa cum laude para "El recetario de S. M. la Reina Sofía" que me dijo el otro día una amiga que tenían sus abuelos pero del que no he encontrado pruebas.
  • 8. Esos recetarios chungos súper baratos que hay en las colas de cajas de las librerías, en las estaciones de tren y en cualquier otro sitio donde la desesperación te supere. Sí, ya sabéis, ésos que todos hemos comprado alguna vez para acordarnos de la madre del autor/compilador/copiador porque sale todo una mierda. Los clásicos son de colecciones tipo "Las 100 mejores recetas con", de cubiertas acolchadas y grimosillas. Siempre son de "autores varios", lo que traducido quiere decir que las recetas están fusiladas de cualquier otro libro o web decente. 

  • 9. La última categoría corresponde a los libros que te dan ganas de matar. Es verlos y que se te dispare la adrenalina, en la mayoría de casos debido a un odio irracional. Porque sí, porque le tienes manía. A mí particularmente me ocurre con todos los recetarios de Mariló y su cocinero esclavosexual, pero preguntando por ahí (gracias a todos los que contestaron) me doy cuenta que no estoy sola. Todo el mundo odia.

salir en la tele da muchos puntos para acabar siendo odiado


Creo que no me olvido de ningún tipo de libro aborrecible, pero estoy deseando saber cuáles son los vuestros. O cuáles son esos recetarios que comprasteis y ahora están acumulando polvo porque resultaron un ful de Estambul.
Éstos son algunos de los míos, entre ellos alguno de los que valdrá la pena hablar aquí. Por ejemplo, de "Consider the fork" (La importancia del tenedor). Un libro sin recetas. Y ni falta que le hace.