Pese a que esas máquinas representan un peligro mayor para el medio ambiente que las bolsas de plástico, sólo el 0,5 por ciento de ese tipo de comercios cuentan con refrigeradores "verdes" o de bajo consumo, advierte este estudio, del que se hace eco hoy el diario británico "The Guardian".
Los responsables de este peligro son los hidrofluorocarburos (HFC), compuestos refrigerantes utilizados en los frigoríficos, congeladores y los aparatos de aire acondicionado.
Los HFC se introdujeron en el mercado en la década de 1990 porque eran una alternativa más segura a otros gases de similares características, pero dañinos con la capa de ozono, como los clorofluorocarburos (CFC) o los hidroclorofluorocarburos (HCFC).
Aunque los HFC no dañan la capa de ozono, su potencial para agravar el calentamiento global es significativo, hasta el punto de que una tonelada del gas R404a -un tipo de HFC- tiene el mismo efecto para el cambio climático que 3.900 toneladas de dióxido de carbono en un periodo de cien años.
La EIA asegura que hay otras alternativas menos perjudiciales para el medio ambiente que pueden utilizarse en los refrigeradores de los supermercados británicos y que ya se están implantando en Suiza y Dinamarca y en multinacionales como Coca-Cola y McDonalds.
Por eso, la organización pretende que los supermercados prometan retirar los refrigeradores basados en los HFC para 2015 y sustituirlos por otros que funcionen con sustancias menos perjudiciales como el dióxido de carbono, el amoniaco y los hidrocarbonos.
Para hacer frente a los costos derivados de la implantación de los nuevos aparatos "verdes", la EIA quiere un mayor compromiso del Gobierno, al que acusa de una "inexcusable pasividad" en este asunto.