¿Los regalos no pueden ser útiles?

Por Una Mamá (contra) Corriente @Mama_c_corrient

Llevo ya varios años organizando los regalos de Navidad. No me puedo quejar porque me encanta idear regalos y, de paso, esto garantiza que toda la familia reciba algo que le guste y no un trasto que acabe en el cajón de olvido. Indudablemente es un trabajo extra porque, además, este año no sólo estoy asignando a cada cual su regalo sino que estoy buscando también donde encontrarlo más barato, así que el poquito rato libre que me deja mi nene lo paso surfeando por la web y sacando la tarjeta a pasear. 
El caso es que este año me ha pillado mucho el toro. El año pasado, por ejemplo, a finales de octubre ya tenía todo pensado y bien pensado, pero este año estoy con la mente en blanco, ¡creo que tanta actividad con el niño no me deja pensar en nada más!. 
Poniéndonos serios, hay algo que me influye mucho, este año más que ninguno: que no me gusta el comprar por comprar. Me encanta la Navidad, me encanta hacer regalos, la cara de ilusión de la gente en los minutos previos, la alegría de recibir algo que se esperaba con ganas... Me parece que es un momento mágico y, sin duda, la mejor ocasión del año para regalar algún caprichito que de normal uno no se compraría. Pero no soporto el comprar cualquier cosa, sea lo que sea, para quedar bien, aunque la persona que lo reciba piense que no le sirve para nada y jamás vuelva a tocarlo, más allá de sonreir para no hacernos sentir mal. Mi marido es de esas personas que si por él fuera irían a la tienda el último día, comprarían cualquier cosa medio aparente y punto. A mi esto me repatea porque me da hasta vergüenza gastar dinero así a lo tonto, con tanta gente pasando necesidad en el mundo, por no hablar de que a nosotros tampoco nos sobra en absoluto. Incluso lo veo feo para quien lo recibe, no deja de ser una demostración de que quien te regala no tenía ninguna gana de sorprenderte. 
Así que este año entre la mente en blanco y la necesidad moral que siento de no comprar chorradas absurdas, todos los regalos que he pensado son útiles. Mi madre se ha resistido mucho ante mi petición de una olla exprés y una manta eléctrica porque opina como opinan muchos: que los regalos no pueden ser útiles, tienen que ser caprichos. ¿No tienes ningún capricho que te apetezca?. ¡Pues la verdad es que no!. Bueno, me vendría de perlas un coche, pero considerando las características del que tenemos, eso tampoco sería un capricho. O una cámara de vídeo para grabar al bebito, que la que tenemos saca una imagen más granulada que un cuadro de Van Gogh. Pero lo que es un capricho, una cosa totalmente innecesaria, la verdad es que no, no se me ocurre nada, ni siquiera un potingue de esos que a mi me gustan tanto...
Con mi hijo me pasa tres cuartos de lo mismo. He pedido toallas, un juego de cubiertos infantiles con la punta ya de acero inoxidable, una trona nueva y varios juguetes escogidos por mi con la idea de ir usando, reservando y estirando todo esto durante el 2011. ¡Es un ahorro muy importante para nosotros que los regalos para el niño se compren con cabeza!. 
Mi marido y yo compartimos regalo, un objetivo nuevo para la cámara, muy baratito, que ya nos compramos y estrenamos en el puente. Punto pelota.
Al final he terminado sintiéndome un poco especialita, como siempre... Pero, ¿y lo feliz que voy a ser con mi mantita eléctrica cada vez que me duela el cuello y las cervicales?. ¡O haciendo mi cocidito en una buena olla!.
Itahisa, de Mi Mami Online, me ha mandado esta sugerencia de regalo, que además de chulo, es para una buena causa: un calendario benéfico para niños que padecen cáncer (Asociación Pequeño Valiente). A mi me parece una buena opción para quien no sabe qué regalar y, encima, es un dinero útil.
¿Os parece que es compatible el regalar ilusión con comprar con cabeza?.