Los revoloteos de libélula del gerente de Tussam

Publicado el 19 enero 2011 por Jackdaniels

Esto de la política, además de su intríngulis, arrastra su caudal de miserias, ya sabéis esos lodos malolientes que se ocultan celosos para que nadie pueda percibir el fétido cenagal que se oculta detrás.

Es de lo más habitual contemplar revolotear alrededor de los políticos a elementos de dudosa catadura moral, avizor de la migaja que se desprenda de las manos a rebosar de abundancia del dueño y señor. Suelen ser personajes oscuros, sin remilgos ni escrúpulos, porque la carroña no suele digerir bien los miramientos. Especialistas en alabar las preciosidades de la vestimenta del amo aunque éste esté tan en pelotas como cuando lo trajeron al mundo. Seres deplorables, en la mayoría de las ocasiones más peligrosos incluso que el propio político, porque el reguero de daños colaterales que van dejando a su paso tiene unos efectos terroríficos.

En Sevilla, la confección de las listas que el partido socialista presentará a las elecciones municipales del próximo 22 de mayo, y la incertidumbre que está rodeando todo el proceso, está provocando un curioso efecto mariposa: la gran mayoría de estos siniestros homínidos no sólo están de los nervios, sino que afloran a la luz con sus torpes movimientos desesperados.

Fuentes de toda solvencia me aseguran que el gerente de Tussam, el inefable Carlos Arizaga, anda preguntado por los mentideros socialistas a todo el que se le pone por delante que si sabe quién va a repetir en las listas. Es más que curioso que este defensor a ultranza de la Obra llevada a cabo durante sus años de gestión al frente de la empresa se haya vuelto de repente socialista de toda la vida. Máxime cuando el propio alcalde, Alfredo Sánchez Monteseirín, se refirió a él antes de su nombramiento como “un gerente de derechas”. Ya sólo le falta pedirle a Torrijos el número dos de su candidatura por aquello de que el abuelo fue picador allá en la mina.

La preocupación de Arizaga, ese socialista de pro y de nuevo y sorprendente cuño, por la confección de las listas electorales del PSOE viene determinada por un personaje tan polémico como oscuro: el Delegado de movilidad, Fran Fernández. El peor de cuantos concejales ha tenido el Ayuntamiento de Sevilla en su historia sin lugar a dudas, si nos atenemos a los desastrosos resultados de gestión de cuanto ha pasado por sus manos.

Fernández, a quien no se le conoce otra actividad, aparte de la de vivir bajo las sombras protectoras del partido, que la de haber ejercido de animador sociocultural, debe debatirse presa del nerviosismo en estos críticos días, puesto que no estar incluido en las próximas listas electorales supondría un duro hándicap. No hay que ser ningún lince en economía para llegar a la conclusión de que un animador sociocultural es casi imposible que gane los miles de euros que se perciben por ejercer de concejal y menos en estos tiempos. Eso sin hablar de los obligados gastos de representación. Y renunciar al caviar para conformarse con el atún de lata hay algunos que siempre lo han llevado mal.

Supongo que Arizaga habrá llegado a la conclusión de que con Fernández en la lista él tendrá más posibilidades de conservar la poltrona en la que se permite el lujo de cobrar más que el presidente del gobierno por la nadería de condenar a una empresa a la ruina. Tal vez por eso se dedica a preguntar a todo bicho viviente que tenga algo que ver en el partido por los repetidores. Quién lo ha visto y quién lo ve. Él, que no concibe en su mente elitista y clasista tener que reunirse con un conductor, mecánico o administrativo para negociar las condiciones laborales, obligado a casi suplicar una información que ponga un poco de paz en su más que incierto futuro.

Lo que no ha pensado Arizaga, o tal vez lo ha hecho más de lo aconsejable, es qué pasará si Fernández no integra finalmente la candidatura o, en caso de que lo consiga, que desde luego no podrán aducir entonces que ha sido por concurso de méritos, si su continuidad al frente de la empresa tiene algún viso de posibilidad.

En caso de lo segundo –lo primero tiene una respuesta ya por todos conocida- y si de verdad se pretende que Tussam tenga una posibilidad futura de viabilidad como empresa pública, es un supuesto más que improbable. Y no sólo porque su desastrosa gestión al frente de la compañía está más que demostrada, sino porque si aún existe el decoro y la decencia política no puede permanecer dirigiendo la empresa el principal responsable del clima de guerra que reina en la misma desde hace años y que se ha llevado por delante la vida de dos seres humanos. Por mucho que emplee todas sus energías en interminables revoloteos de libélula alrededor de los dirigentes del partido.