Uno de estos comportamientos "anómalos" es el infanticidio, o sea, cuando un ejemplar adulto de una especie mata a las crías de su misma especie y en ocasiones a sus propios hijos. En algunas especies, como los osos pardos o los leones, los machos adultos pueden matar a las crías jóvenes de las hembras que se encuentran en su territorio. Este comportamiento, denominado infanticidio sexual, tiene por objeto hacer que la hembra entre en celo rápidamente y se aparee con él, de forma que pueda asegurar que sus genes (=sus hijos ) pasen a la siguiente generación, y además consiguen eliminar a los hijos de otros machos no emparentados genéticamente con él que hubieran podido aparearse con ella previamente.
Pero los infanticios también ocurren dentro de familias monógamas, en las que aparentemente no hay esas aparentes "sospechas de infidelidad". En algunas aves se ha comprobado que los adultos son capaces de matar "injustificadamente" a parte de sus crías para asegurar la supervivencia de las restantes.
Viendo la atención con la que las fochas (Fulica atra) cuidan a sus pollos recien nacidos es difícil pensar que pudieran encontrarse más seguros en ningún otro sitio. Las fochas son aves muy territoriales y que son capaces de enfrentarse a aves de otras especies que las pueden superar con creces en tamaño y fortaleza si se atreven a entrar en su territorio.
Pero cuando se muestran realmente agresivas es cuando un congénere se acerca a su nido. En ese caso, tanto el macho como la hembra lo atacarán con las patas y el pico en una agresión que puede parecernos desproporcionada en relación con la amenaza que puede suponer su presencia para los huevos o los pollos. Lo cierto es que las fochas no temen que el invasor pueda matar a sus pollos, sino que lo que realmente temen es que llegue a poner un huevo en su nido, de forma que sin querer estarían criando a los pollos de otro padre y consiguientemente ayudando a los genes de un individuo no emparentado con ellos a pasar a la siguiente generación.
Este tipo de parasitismo intraespecífico (conspecific brood parasitism, CBP) se da en muchas especies aves. Ocurre cuando una hembra pone algunos de sus huevos en el nido de otra para de esta forma dejarle el trabajo a ella y de paso aumentar las posibilidades de que alguno de sus hijos sobreviva (o sea, y nunca mejor dicho "nunca pongas todos los huevos en la misma cesta"). En el caso de las fochas, en las que este fenómeno es muy frecuente, el grupo del Dr. Bruce Lyon ha estudiado durante muchos años el comportamiento reproductor de la focha americana (Fulica americana), un pariente muy próximo a nuestra focha europea, y ha comprobado que los padres son capaces de distinguir entre sus huevos y los de otra hembra e incluso si los pollos llegan a nacer, son capaces de reconocer si son sus hijos o no.
En ese caso el comportamiento del adulto cambia radicalmente y en vez de cuidar solícitamente al pollo como hace con el resto de sus hermanos, lo ataca y picotea en la cabeza hasta que acaba matándolo. Este comportamiento tiene una doble intención, por una parte, y tal como ocurre con otras especies, eliminar al impostor portador de los "genes no familiares" y por otra parte incrementar la supervivencia de sus propios hijos, al no repartir con el pollo extraño unos recursos que les cuesta mucho conseguir.
En principio podría parecernos que una focha, que se alimenta principalmente de restos vegetales y pequeños invertebrados acuáticos, no tendría problemas para encontrar comida suficiente para todos sus pollos o incluso para varios más. Cuando vemos a una hembra de Azulón (Anas platyrhynchos) seguida de 7, 8 o incluso mas patitos nos parece algo normal, de hecho la hembra apenas hace otra cosa que acompañarlos de un lado a otro mientras ellos se buscan la comida por si solos. En ese caso, a la hembra de azulón incluso le puede venir bien adoptar a un número mayor de pollos de otra hembra, ya que si se produce el ataque de un depredador, la probabilidad de que uno de sus pollos sea capturado será proporcionalmente menor.
Pero el caso de la focha es muy distinto. A pesar de que se trata de una especie nidífuga, los pollos son completamente dependientes desde el momento en el que nacen. Nada más romper el cascarón empiezan a solicitar insistentemente alimento a sus padres, que se encargan de recoger insectos y pequeños fragmentos de plantas y cebar uno a uno a todos sus hijos. En un día normal no suele ser raro que un adulto llegue a cebar a sus pollos más de 3 veces por minuto, y eso multiplicado por 14 horas seguidas.
En muchos casos, las polladas que inicialmente tenían 5 o 6 pollos en el momento del nacimiento se ven drásticamente reducidas en una o dos semanas a un par de pollos, en lo que aparentemente parecería el resultado de un episodio de depredación. Pero lo cierto es que en algunas ocasiones, los padres, incapaces de obtener suficiente alimento para todos sus hijos, acaban matando a algunos de ellos y quedándose con sólo unos pocos. Este fenómeno ya se conoce desde hace varios años, y ha sido descrito por primera vez en la Focha común en un artículo publicado en la revista Animal Behaviour por J.A. Horsfall en 1984.
Desde nuestra óptica y teniendo en cuenta la tendencia que tenemos a humanizar a los animales, estos comportamientos infanticidas nos pueden parecer una brutalidad, pero ese tipo de interpretaciones son un error. Debemos tener en cuenta que en este caso, el comportamiento infanticida puede suponer la supervivencia de al menos alguno de los pollos en el caso de que la comida escasee. En esas condiciones intentar alimentar a la totalidad de la pollada implicaría la muerte por inanición de todos los pollos.
Entonces la pregunta parece obvia: ¿por qué ponen las fochas 6 o 7 huevos si sólo pueden criar a un par de pollos? La respuesta también resulta obvia, ya que las fochas no son capaces de prever cómo serán las condiciones cuando se produzca el nacimiento, si el alimento es abundante y fácil de conseguir podrán sacar adelante a todos sus hijos, pero si escasea podrán sobrevivir al menos uno o dos. Por otra parte poner sólo uno o dos huevos aumentaría las probabilidades que que alguno resultara infértil, probablilidad que disminuye si se aumenta la puesta.
Referencias
HORSFALL, J. (1984). Brood reduction and brood division in coots Animal Behaviour, 32 (1), 216-225 DOI: 10.1016/S0003-3472(84)80340-1
Lyon, B. (2006). Mechanism of egg recognition in defenses against conspecific brood parasitism: American coots (Fulica americana) know their own eggs Behavioral Ecology and Sociobiology, 61 (3), 455-463 DOI: 10.1007/s00265-006-0273-2