Los rodríguez

Publicado el 12 noviembre 2017 por Perendengon

Hola, Graminoleños.

En el anterior artículo de “La Graminola” nos ocupábamos de uno de los grupos más importantes del rock español como fueron Tequila. Tras su desaparición, dos de sus integrantes formarían un nuevo grupo que tendría un recorrido en el tiempo muy parecido y un grandísimo éxito, por lo que creo que los justo es que me ocupe hoy de ellos. Estoy hablando de los mágicos “Los Rodríguez”.

Una vez finalizada la andadura de Tequila, Julián Infante no se resignaría a desaparecer sin más. Así pues en el año 1990 junto a un viejo amigo llamado Germán Vilella pondría en marcha un nuevo proyecto para el que contaría con su viejo compañero de fatigas Ariel Rot. Ya solamente les faltaba encontrar un vocalista en condiciones y el elegido sería un amigo argentino de Ariel llamado Andrés Calamaro, un artista con un talento descomunal al que como veremos a lo largo del artículo se le terminaría quedando pequeño el grupo.

Calamaro sería fundamental desde el primer instante. Venía desde Argentina a España buscando nuevas experiencias en su carrera tras liderar en su país un grupo de auténtico culto que se llamaba Los Abuelos de la Nada. Desde el primer día iba a dejar su impronta ya que él sería el responsable del nombre que tomaría su nueva banda. Le hizo mucha gracia la expresión tan española de “estar de Rodríguez” cuando alguien se queda sólo sin su pareja y habida cuenta de que él había dejado en su país a su novia, se consideraba un Rodríguez más, de ahí el nombre final del grupo: “Los Rodríguez”.

Su debut discográfico llegaría en el año 1991 con la publicación de “Buena Suerte”, un álbum marcado por las reminiscencias rockeras de Infante y Rot. Podría decirse que era una especie de continuidad en el tiempo del sonido de Tequila pero adaptado a los años 90 y con unos intérpretes ya curtidos, con experiencia y dispuestos a no repetir errores pasados.

Algo que se convertiría en habitual durante sus seis años de andadura sería la de ir variando en cada disco de bajista. Nunca tuvieron uno fijo, para entendernos como miembro de pleno derecho del grupo, y en esta primera oportunidad el elegido sería Guille Martín quien llevaba años curtiéndose en Desperados. Por un momento se le ofreció la posibilidad de ingresar definitivamente en Los Rodríguez, pero finalmente declinaría el ofrecimiento, limitándose a colaborar con ellos cuando se le requería y su actividad se lo permitía.

La manera de tocar de Guille sería fundamental para el estilo que tendrían las canciones del disco. Un rock bastante contundente, el más contundente de su carrera ya que después se iría dulcificando un poco, que daría como fruto un muy buen disco que con el paso del tiempo ha sido considerado como una auténtica joya.

Como prueba de que habían aprendido la lección, su carta de presentación sería un tema en el que hablan sin tapujos de sus jugueteos con las drogas que en el caso de Ariel y Julián tan alta factura les había pasado. Se trata de “Mi Enfermedad”, una canción que además deja bien a las claras en las aguas en las que se iban a mover.

Como podemos apreciar la calidad de su música era excepcional. El duelo de guitarras de Infante y Rot marcaba cada canción y la figura de Calamaro de manera inmediata daría muestras de que era grande, muy grande. Podría decirse que habían acertado de pleno a la hora de elegir la formación de la banda y el futuro les iba a dar la razón.

Al tratarse de una banda formada por dos españoles y dos argentinos, el mercado hispano de ambos lados del Atlántico era su destino. El prestigio de Calamaro en su país les abriría las puertas de par en par hasta el extremo de convertirse en uno de los discos más vendidos por aquellas tierras en aquel año. Argentina sería conquistada de manera inmediata gracias sobre todo a la aceptación que tendría el tema que da nombre al disco.

Sin embargo, en España las cosas sería muy distintas. La discográfica encargada de distribuir el disco quebraría pocas semanas después de que éste saliera al mercado y ello llevaría consigo que sus ventas fueran bastante pobres. Afortunadamente, gracias al boca a boca y a sus actuaciones en vivo, su popularidad iría creciendo poco a poco, sobre todo impulsada por aquellos antiguos fans de Tequila que desde el primer momento les mostrarían su total apoyo.

Siempre me he preguntado hasta donde podría haber llegado el éxito de este disco si hubiese sido promocionado y distribuido debidamente en nuestro país. Comparándolo con sus trabajos posteriores estaría muy por debajo en cuanto a ventas pero lo cierto es que no “participaría” en igualdad de condiciones. Una pena, porque canciones tan buenas como “A los Ojos” pasarían bastante desapercibidas por aquí.

Aunque en esta primera oportunidad las tareas de composición se repartirían entre los cuatro miembros del grupo, la opinión de Infante era la que tenía la última palabra, algo que iba a cambiar de manera casi inmediata según fue creciendo la figura de Calamaro, algo que se produciría a una tremenda velocidad.

Otras de las características más marcadas de la música del grupo era la de darle unos toques rumberos en algunas de sus composiciones. De hecho, el tema más emblemático de toda su carrera y que llegaría con su segundo álbum cumpliría con estas premisas, aunque no sería el primero, ya que en su ópera prima introducirían “Engánchate Conmigo” con un sonido que sería el que les llevaría a la cima del éxito.

La versatilidad que mostrarían en este primer trabajo fue bastante grande. Estaba claro que los tiempos estaban cambiando musicalmente hablando y desde el primer momento fueron capaces de dirigir su música hacia distintos derroteros cautivando a un público bastante amplio y variado.

Lo que estaba claro era que sus raíces eran las que eran y no iban a renunciar a que algunas de sus canciones emanaran el sonido que más les identificada. La presencia en la banda de los dos ex-componentes de Tequila propiciarian que el rock & roll que siempre habían defendido también tuviera su espacio en el disco, siendo el máximo exponente este “Canal 69”.

Podría decirse que con su primer intento de darse a conocer habían tocado hueso ya que la escasa promoción que el disco de debut tuvo en España les lastraría notablemente. Por ese motivo tenían claro que tenían que intentar dar un golpe de efecto de manera casi inmediata para intentar reactivarse y darse a conocer sobre todo en nuestro país cuanto antes les fuera posible.

Así las cosas, en el año 1992 decidirían publicar un disco con temas grabados en directo en distintas actuaciones llevadas a cabo tanto en España como en Argentina. Sabían que su directo era una de sus facetas con mayor potencial y quisieron explotarlo, llegando a la conclusión de que la mejor manera de darse a conocer a la mayor cantidad de público era demostrar como se manejaban en vivo. Se trata de una  estrategia un tanto atípica ya que no es muy normal que un grupo no demasiado conocido publique tan pronto un disco un directo, pero ellos lo intentarían con “Disco Pirata”, aunque los resultados no serían tampoco los esperados.

El disco está compuesto por varios de los temas incluídos en su primer trabajo interpretados en vivo acompañados y aderezados por algunas versiones de composiciones de otros artistas que solían introducir en sus conciertos. Lo cierto es que pese a su empeño la historia se repetiría, la promoción del disco tendría muy poca repercusión y los resultados serían los mismos, es decir, no conseguirían la popularidad suficiente como para que en España se hablase de ellos como merecerían. Las cosas no pintaban demasiado bien.

Junto a todas estas canciones se incluiría otra más grabada en estudio. Se trata de una versión muy particular de un bolero titulado “Copa Rota” que en su día lograría un gran éxito intepretado por José Feliciano. La verdad es que es una auténtica genialidad ya que la voz de Calamaro lo convierte en mágico.

Como os podéis imaginar las ventas de este disco fueron residuales, sobre todo en España, por lo que se encontraban en una situación bastante delicada. Tenían que dar un giro total a su carrera si no quería convertirse en uno de esos tantos y tantos grupos que terminan engullidos casi sin haber empezado.

Sin embargo, un pequeño golpe de suerte iba a significar el inicio de su despegue, ese empujón que necesitaban para darse a conocer debidamente. Ellos eran conscientes del potencial que tenía y estaban convencidos de que en el momento en que su música empezase a ser conocida lograrían el éxito, pero tenían que lograr que se hablase de ellos y su música sonara en las emisoras de radio de manera habitual.

Ese empujón llegaría de la mano de TVE que utilizaría en el año 1992 su tema “Engánchate Conimgo” para una campaña autopromocional, de tal manera que Los Rodríguez dejarían de lado el anonimato y comenzarían a ser conocidos en nuestro país. En ese momento era poca cosa pero sin ningún lugar a dudas es el momento más importante de su carrera ya que es muy probable que sin este acontecimiento no habrían podido seguir adelante.

Gracias a esta campaña el sello discográfico DRO se haría con una maqueta con algunas de sus canciones y de manera inmediata se darían cuenta del potencial que tenían, por lo que decidirían apostar por ellos. De esta manera, en el año 1993 saldría al mercado “Sin Documentos”, el álbum que les lanzaría a la fama, el de mayor éxito de su carrera y en el que están incluidas sus canciones más emblemáticas.

Una de las variantes de este disco sería que las labores de bajista correrían a cargo de Daniel Zamora, pero lo que más cambiaría sería lo relativo al liderazgo del grupo. El talento y el carisma de Calamaro crecía día a día y en este disco se pondría de manifiesto que todo lo relacionado con la composición de las canciones iba a ser acaparado casi en exclusiva por él.

Sin ir más lejos, el primer sencillo que se publicaría de este segundo disco sería una personalísima composición suya. Una canción emblemática para el grupo, el primer grandísimo éxito de su carrera y la que les pondría definitivamente en órbita. Por supuesto que me estoy refiriendo a “Sin Documentos”, con ese aire rumbero que ellos le sabían dar a algunos de sus temas y con un riff de guitarra inconfundible. Una auténtica gozada.

El disco en su conjunto es una auténtica joya y muchos se preguntaban como era posible que no hubiesen “explotado” antes de lo que lo hicieron. Posiblemente la respuesta sea que a partir de este momento el liderazgo de Calamaro no tendría ninguna oposición. Lo llenaba todo, su talento y su creatividad no conocían límite y desde que él tomó las riendas no pararon de subir como la espuma.

Sin dejar atrás definitivamente su faceta más rockera, en todos sus discos siempre habría sitio para algún tema más potente, si que es cierto que su sonido sufriría bastantes cambios. El pop, los ritmos latinos, la rumba e incluso el reggae llenarían sus composiciones de colorido y versatilidad consiguiendo de esta manera llegar a más público.

Fuese cual fuese el estilo que marcara a sus canciones todas eran sinónimo de calidad. Música con clase que convertía temas tan sencillos como “Dulce Condena” en momentos únicos.

Las ventas del disco fueron más que considerasables y su popularidad crecería a pasos agigantados. Podría decirse que Los Rodríguez y su “Sin Documentos” fue uno de los acontecimientos musicales del año 1993 en nuestro país. Les había costado darse a conocer pero cuando lo consiguieron calarían muy hondo en el público español.

Podéis acusarme de repetitivo pero no puedo evitar seguir recalcando el crecimiento de Calamaro. Su manera de componer melodías era espectacular pero sus letras eran muy especiales. Era capaz de hacer poesía cuando era necesario o narrar historias con un arte que estaba al alcance de muy pocos. Como muestra, un botón. El tema “Salud (Dinero y Amor)” es una de las mejores canciones de la carrera de Los Rodríguez y la manera en la que Calamaro cuenta amores y desamores un auténtico lujo.

El álbum al completo es una auténtica delicia. Es uno de esos discos en los que todas las canciones tienen un grandísimo potencial y que inmediatamente se hacen populares para todo el público. Era habitual comprobar en sus conciertos como sus fans se sabían de memoria todas y cada una de las letras. No podían quejarse, el público español, como antes hiciera el argentino, se volcaba sin condiciones con ellos.

Como os comentaba antes, el rock seguía teniendo presencia en el álbum aunque ya no lo llenaba todo. Entre esos temas más rockeros destaca “Mi Rock Perdido”, una canción que si la escucháis con detenimiento os sonará al tipo de música que Ariel Rot nos ofrece desde que retomara su actividad como solista.

Las labores de composición de Calamaro no serían en exclusiva, ya que alguna que otra canción llevaba el sello de Rot e Infante. Una de estas composiciones tiene un encantó espectacular y deja bien a las claras que también eran capaces de manejarse a la perfección con las baladas.

Se trata de “Me Estás Atrapando Otra Vez”, un auténtico lamento en el que vuelven a incidir en el tema de las drogas que tanto había marcado sus vidas y que seguía estando muy presente, ya que por aquel entonces la salud de Infante era bastante delicada.  Como os comenté hace unos días en el artículo dedicado a Tequila, caería en las garras del Sida y fallecería unos años después.

Las cosas no les podía ir mejor y el listón había sido colocado muy alto, motivo por el cual muy pocos eran los que apostaban por que pudieran ni tan siquiera igualar el éxito cosechado con “Sin Documentos”. Cuan equivocados estaban los que así pensaban, no sabían bien de lo que eran capaces. La mezcla de talentos de Calamaro, Rot e Infante, cada uno en su faceta, habían constituido un auténtico “dream team”.

De esta manera, en el año 1995 llegaría su nuevo disco, un trabajo con el que no se conformarían con igualar los resultados conseguidos con el anterior sino que superarían con creces todas las previsiones. Su título sería “Palabras Más, Palabras Menos” y es una auténtica maravilla.

Nos encontramos ante un disco versáitl hasta decir basta. Una colección de canciones que beben de las aguas de un sinfín de estilos que le hacen enriquecerse cada vez más según vamos escuchando sus canciones. Además de afianzar el liderazgo de Calamaro, la madurez y la capacidad de Rot como compositor también dejaría su impronta, anunciando de alguna manera lo que vendría poco después con su carrera como solista, de la que llevamos disfrutando muchos años (y los que quedan).

De hecho, dos de las canciones más destacadas del disco surgieron del talento compositor de Rot. La primera de ellas, la más genuina, es la que posiblemente sea la más representativa del disco. Su título es “La Milonga del Marinero y el Capitán” y lo que queda bien claro es que a Calamaro le había salido un competidor, pero creedme, no había peligro, el liderazgo seguía siendo suyo.

Las ventas del disco en nuestro país batirían todos los records. Se habían convertido en una de las bandas más destacadas del momento y su música calaba, y de que manera, cada vez más. Por si fuera poco, en esta oportunidad contarían con algunas colaboraciones especiales de auténtico lujo. Se puede afirmar con rotundidad que nos encontramos ante un disco de los grandes.

Una de esas colaboraciones vendría de la mano del inconfundible Coque Malla que por aquel entonces triunfaba a lo grande con sus Ronaldos. Prestaría su voz y su talento a otra de las canciones compuestas por Rot que llevaría el título de “Mucho Mejor”, una canción jovial, sencilla y veraniega que serviría además como fondo musical para una promoción publicitaria televisiva. Inconfundible ese comienzo con el “dubi dubi du, dubi dubi du … Hace calor, hace calor …”

Como estamos comprobando el protagonismo de Rot en este disco es creciente e incluso en esta última canción una de sus estrofas corre a cargo de su voz, pero esto no quiere decir que la habitual labor compositora de Calamaro no fuera tan genial como siempre. Además en uno de los temas contaría con una colaboración no de lujo si no lo siguiente (como se dice ahora aunque yo no sé muy bien porqué, pero no seré yo quien vaya en contra de las modas).

La colaboración además sería doble. De un lado con la siempre mágica manera de tocar la guitarra de Raimundo Amador y de otro el talento incombustible del mismísimo Joaquín Sabina. La unión de todos daría lugar a “Para No Olvidar”, otro de esos temas con tintes rumberos que tan buenos resultados les solían dar y que en esta ocasión, además, constituye una grandísima genialidad.

La colaboración de Sabina no acaba aquí, ya que otro de los temas destacados del disco sería compuesto a medias por él y Calamaro, menudo dúo de lujo. La canción llevaría el título de “Todavía Una Canción de Amor” y en ella se nota en cada nota la impronta de ambos. Pata negra.

La complicidad que lograría el cuarteto con el gran Sabina sería tal que iniciarían de inmediato una gira conjunta que ni decir tiene lograría una grandísima aceptación, convirtiendose en uno de los acontecimientos musicales en directo del año.

En esta ocasión la mezcla de estilos es mayor aún de lo habitual y hasta el reggae tiene un pequeño espacio con la canción que a mí se me antoja que es la más grande de todo el disco y una de las mejores de toda su carrera. Se trata de “Aquí no Podemos Hacerlo”, con ese ritmo lento y cadencioso, sin llegar a ser una balad,a en la que Calamaro roza la perfección.

La canción no es otra cosa que una crítica a la prohibición del consumo de marihuana. Una vez más, el tema de las drogas se hace recurrente y, como no podía ser de otra manera, si se habla de “maría” el reggae es lo más acertado.

Como no podía ser de otra manera, su ramalazo rockero saldría a relucir también en algunas de las canciones de este trabajo. Su evolución era evidente y les había llevado al éxito, pero sus raíces más guitarreras siempre estarían ahí, dejándonos canciones tan potentes como la que da título al disco.

Como ya os habréis dado cuenta a estas alturas de la película, este disco a mí particularmente me encanta y pienso que prácticamente todas sus canciones son dignas de destacar. Para poner la guinda vamos con la que posiblemente sea la más original de todas ellas, una nueva vuelta de tuerca a su capacidad de moverse en cualquier estilo.

Me estoy refiriendo a “El Tiempo lo Dirá” con la que se atreven incluso con una ranchera, eso sí con un ritmo guitarrero espectacular. Quien diría que un grupo como ellos y una voz como la de Calamaro iban a poder moverse en un terreno tan complicado como éste. Pues bien, éste es el resultado, el magnífico resultado:

De lo que no cabía duda es de que se econtraban en la cumbre y con la creatividad que tenían y el talento de los integrantes del grupo el futuro se presentaba de manera inmejorable. Nada más lejos de la realidad, ya que cuando nadie lo esperaba se anunciaría la inmediata disolución de la banda, una decisión que pillaría a todo el mundo con el pie cambiado.

Los motivos de la separación sería puramente económicos. La figura de Calamaro había crecido de tal manera que a la hora de repartir ganancias siempre se había llevado la mejor parte. Sus compañeros de fatiga no estaban de acuerdo con esta circunstancia ya que reclamaban un reparto más equitativo y como es de imaginar sus relaciones se fueron deteriorando, lo que les llevaría a tomar la drástica decisión antes de que la cosa fuera a mayores.

Que nadie piense que la cosa terminaría como el rosario de la aurora, ni mucho menos. Las relaciones de amistad que les unían seguirían intactas y en algunas ocasiones hemos podido disfrutar de colaboraciones entre ellos mostrando que el buen rollo y la complicidad sigue ahí.

Para poner el punto y final publicarían un recopilatorio con todos sus éxitos que llevaría el título de “Hasta Luego”, en el que incluirían además algún tema en directo y alguna de sus maquetas.

De entre las canciones que se incluyen en este disco de despedida hay que destacar la única inédita, la cual lleva el título de “Cuanto Te Has Ido” y que dejaría a todos sus seguidores con ganas de más, ya que escuchándola muchos se darían cuenta de lo que pudo haber sido y lamentablemente no fue.

De lo que no cabe ninguna duda es que con la disolución de “Los Rodríguez” nos quedamos sni uno de los grupos más prometedores del moment y que mostraba un futuro que podía haber sido simplemente grandioso, pero las circunstancia mandarían y tendríamos que conformarnos con disfrutar de las carreras en solitario de Rot y Calamaro que no son moco de pavo y que serán debidamente tratadas en su momento.

La conexión Tequila/Los Rodríguez es evidente e innegable y siempre ha estado marcada por la tragedia con la desaparición prematura de algunos de sus miembros. Dos de ellos caerían víctimas del sida como ya hemos visto y todavía vendría un suceso luctuoso más. En el año 2007, el último bajita que tuvo el grupo, Daniel Zamora, se suicidaría. Los que más le conocían siempre mantuvieron que el final de Los Rodríguez justo cuando él entró en la banda fue un golpe durísimo para él del que nunca se recuperó.

Lo que sí recuperaremos en unos días, aquí, en “La Graminola”, será la buena música. Os espero a todos.

Hasta entonces, Graminoleños.

JUAN JOSÉ GOMARIZ