Los rulos del tiempo o La pareidolia de las cajas gigantes o La insolubilia constante

Publicado el 19 febrero 2012 por D10
Aunque los diversos títulos de este post parecen indicar que voy a referirme a Raúl Tacchini, afamado ex rugbier devenido en execrable comentarista de fútbol, ante la desilusión general diré que en realidad se trata de una noticia con la que tropecé hace unos días. Es que el repartidor de periódicos tiene la costumbre de colocar La Nación, Clarín, y Página 12, en la entrada.
Parece ser que en las playas de Stonefield fueron encontradas unas cajas gigantes de metal absolutamente selladas y que, según informan, emiten un sonido similar al de las sirenas. Obviamente la noticia transgredió el carácter informativo al atravesar los cerebros de los lectores que, pareidolia va y pareidolia viene, han terminado de darle forma a las cajas asignándoles toda clase de efectos metafísicos.
De la idea conforme a la que la percepción del hombre es la que termina de dibujar el informe universo, se desprende la creencia de que el origen de todas las cosas está ubicado en el futuro. Como si tomáramos un libro de 500 páginas y empezáramos a leerlo a partir de la página número 248, es el futuro el que condiciona nuestro pasado. Se ondula la línea de tiempo, nos figuramos cosas que no han sucedido, recuerdos que han sido sembrados en el futuro para resumir nuestro tiempo que no es ninguno, acaso un presente mentiroso, un intermitente transcurrir.
No sé si Borges cuando se refería al Eterno retorno, o si el mismo Nietzche, dijo que el universo pudo haber sido creado hace cinco minutos. Es que no podemos ubicarnos a nosotros mismos en un espacio tiempo distinto al que estamos viviendo ahora. Las fotos y los videos enjaulan una realidad incompleta, carente, entre otras cosas, de relieves emocionales, son apenas estímulos de realidad.
Uno de los pareidólicos amigos que comparten conmigo interés por la todología, se llama Juan y es el amigo judío que todos llevamos dentro. Me ha dicho que tal vez las cajas contienen la eternidad, y que al abrirlas emergerán, como un universo holográfico, todos los tiempos al unísono. Dice también que las cajas gigantes han sido ubicadas por nosotros mismos en un tiempo que aún no ha sido, por lo que estamos destinados a enterrarlas y a desenterrarlas perpetuamente.