Corría el año 1984 cuando esta genial película llegó a los cines, con las geniales interpretaciones de Alfredo Landa y Paco Rabal entre otros, Los Santos Inocentes nos muestra hasta qué punto llegaba la servidumbre del pueblo llano hacia los señoritos, y el total desprecio que estos sentían hacía sus criados.
Los Santos Inocentes muestra en su cruda realidad, la realidad de una España, por algunos bien conocida, en el que los señoritos, hacían lo que querían con sus criados, a los que no perdían oportunidad de despreciar, humillar, abusar de ellos, y disponer de sus vidas, como si de Dioses se tratase.
Siendo triste esto, más triste es para mí, la resignación de los sirvientes, que consideraban esto, “lo normal”, y que las cosas tenían que ser así, por haber nacido siervo, el señor tenía derecho de hacer con ellos lo que quisiese, convicción alimentada por los mismos señores, y como no, también por la incultura de los mismos, que al carecer de estudios incluso los más básicos, no eran sino carne de cañón, meros esclavos.
Muchos de los jóvenes actuales, posiblemente no habrán visto esta película y lo que en ella se denuncia, quizá no habrán leído la novela de Miguel Delibes, pero yo les recomendaría verla, leer la novela si es posible, muchos seguro que jamás han oído hablar de ella.
Por eso hoy, el día de los Santos Inocentes, yo os recomiendo encarecidamente ver esta película, o leer el libro para descubrir lo Inocentes que eramos, aunque si analizamos un poco nos daremos cuenta, que seguimos siendo esos Santos Inocentes.