Temas:
- All’ombra di un conflicto 6:42
- Lo spettro dell’agonia sul campo 7:28
- La parata dei simboli 3:00
- Il passo del soldado 12:13
- Armicrazia 7:40
- L’armistizio 4:00
- Riflesi di pace 2:51
- Epitafio 4:36
- Nuova Era atto secondo 4:50
Walter Pini formó Nuova Era en 1985, grabando su primer disco, L’Ultimo Viaggio, en 1988. Al año siguiente, con una diferencia de tan sólo tres meses, publicó Dopo L’Infinito, y en 1991 tenían preparado su tercer trabajo, pero problemas con su sello, Contempo Records, impidieron la publicación de Io e Il Tempo hasta septiembre de 1992. en 1993 el guitarrista y cantante original, Alex Camaiti, deja el gruo, quedando reducidos a un trío formado por el propio Pini, Enrico Giordani y Gianluca Lavacchi. Pronto encontraron un vocalista eficaz en la figura de Claudio Guerrini, a la sazón editor del fanzine progresivo Canto di Prog, y al año siguiente grabaron lo que para mí, y sin menospreciar la gran calidad de sus anteriores grabaciones, supuso su obra cumbre: este Il Passo del Soldato, un disco que se alimenta directamente de los elementos que engrandecieron el género progresivo en los setenta.El disco se abre con los pasos marciales de “All’ombra di un conflicto”, con un inicio solemne con sonidos extraídos de mellotrón, Hammond y analógicos expandiendo ese sonido rugoso y virtuoso propio de, insisto, los setenta. Los fondos de ásperos Hammonds y apoyos de Moog será constante en el resto de los temas, como en “Lo spettro dell’agonia sul campo”, con una parte instrumental impresionante y con un final, a base de fondos de mellotrón, grandioso. Tan sólo un tema instrumental aparece en este concepto sobre la guerra, “La parata dei simboli”, donde el derroche de sonidos analógicos retoma uno de los temas principales de la obra. Un piano clásico dará inicio al mejor tema de esta grabación, “Il passo del soldado”, donde los ritmos marciales van dando paso a los teclados en un ambiente grandilocuente que se acentúa con percusiones orquestales y grandeza en la hermosura e impecable voz del gran vocalista que es Claudio, que se verá doblado por su misma voz filtrada, dando como resultado un recitativo fantasmal. El tema, de más de doce minutos de duración, incluye complicados pasajes instrumentales, donde el caos sónico parece anunciar un precipitado preparativo para la batalla, para relajarse y fluir con elegancia armónica hasta el final, con un logrado solo de Moog. “Armicrazia” recrea ambientes sobrecogedores con endemoniados ritmos, cuyo clímax será un respiro romántico con una emocionada voz, que prepara un final con una vertiginosa intervención de Pini. “L’armistizio” es otra de las joyas, incluyendo órganos de iglesia, pianos muy melódicos apoyados en mellotrones y una voz, de nuevo, exquisita. El final de este álbum conceptual es el “Riflessi di pace”, un grandioso epílogo que resume la obra con fragmentos de temas precedentes. El disco se cierra con “Nuova Era atto secondo”, desligado del concepto, pero enorme en su ejecución.Las letras de esta gran sorpresa de mediados de los noventa, corren a cargo del hermano de Walter, Iván, que contribuyó de manera notable a que ésta sea una obra imprescindible en el haber del progresivo de pro.