Si alguien se queja por la inclinación del piso o rehusa los canapés o los vinos, los señores Mawarts abandonan el salón en silencio y se van a un estanque cercano, donde ella llora y el insulta en gaélico, hasta que el mayordomo y un mono araña vestido con chaleco los van a buscar.
Ella es además de hostelera modelo de pintores impresionistas. El quiso ser espartano, pero no lo favorecio la época, ni la austeridad de la sopa negra. Es poeta, pero solo los miércoles y en horario nocturno, luego de su ronda por los pasillos llenos de habitaciones, donde recarga agua fresca en jarra y pastelitos de hojaldre y membrillo, por si alguno tiene hambre al venir de la milonga o simplemente entre sueños. El mono vestido de chaleco lo acompaña, pues aunque simula el paso de coraje del hombre acostumbrado a la violencia, el señor Mawarts teme encontrar en la oscuridad algún fantasma firuletero o algunas animas en Pugliese Perpetuo.
La cena, consistente en consomé y tostadas con patés diversos se sirve en este hostal a las ocho en punto. Y si el huésped no esta sentado a esa hora a la mesa gigante comunal en la que se comparte vianda, borgoña, vivencias y tangos olvidados cantados con voces olvidadas, el señor Mawarts es capaz de traer al despistado o al dormido de los pelos o asiéndolo de una oreja, marcándole en un curioso cartón un sello rojo con la palabra "Impugnado". Se le niega el jarro de agua y el pastelito y se le impide el acceso al bailongo inclinado.
Dos veces a la semana bajan a la milonga en un landó fileteado con escenas del tango de prostíbulos tirado por caballos ruanos. La señora asomadas tras las cortinas del carruaje tocando en una pequeña citara canciones de Rosita Quiroga y el señor en el pescante, compartiendo chistes chuscos con el cochero, que es pluriempleado de funerarias y arreglero de cromos por las mañanas. Cuando entran en la milonga un silencio respetuoso corre por la ronda y hasta parece que las orquestas adecuaran el compás a su paso. El señor se hincha en su estatura y ambos parecen al bailar juncos arrullados por el río.
Porque los harán felices aceptando su hospitalidad a la vieja usanza.
* GEMA BERNALTE SANZ Y JOSEP SOLÀ BEUMALA interpretaron y cedieron gentilmente las fotos de los Señores Mawarts. Al verlos con sus disfraces carnavalescos me inspiraron una vida y una sucinta biografía. Por eso quiero darles las gracias. Gema, Josep. No se si ganaron el concurso, pero lo merecían.( en Realidad todos los Joseps estaban rutilantes este carnaval).