Existen momentos en la vida de todo lector en que necesita periodos de desengrasamiento. Un cambio de aires entre sus lecturas habituales. Eso fue lo que pensé cuando cogí Los seres huecos de la estantería:¿Por qué no hundirse durante unas horas en un procedimental policíaco con toques sobrenaturales? Así fue exactamente, de apenas dos sentadas. Eso es lo que duró en mis manos Los seres huecos, y no porque sea un libro tremendamente original ni el mejor escrito del mundo. Sin embargo, su corta extensión y un ritmo a toda máquina me mantuvieron pegado a sus páginas y lejos de mis preocupaciones por un buen rato. Y eso era justo lo que pedía y esperaba.
Todo comienza con un crimen inexplicable, cuando la agente del FBI Odessa Hardwick se ve obligada a disparar a su compañero de trabajo. El disparo, en defensa propia, vino acompañado de algo extraño. Odessa vio desprenderse algo del cuerpo de su compañero fallecido, así como percibió un olor a soldadura. Lo más extraño aún estaba por suceder, cuando relegada a trabajos menores dentro de la agencia por estar bajo investigación, la llevan sobre la pista de Hugo Blackwood: un peculiar hombre trajeado, todo de negro, que asegura llevar siglos vivo y ser la defensa de la humanidad contra todo mal indescriptible.
El detective de lo oculto
Si algo puede llamar la atención sobre el lector rápidamente tras la sinopsis es el apellido de nuestro detective paranormal: Blackwood. En un declarado homenaje al escritor Algernon Blackwood y su investigador de lo oculto John Silence, Del Toro y Hogan recuperan las tradiciones de las historias sobrenaturales con ambientes extraños, donde leyendas y ritos tradicionales se dan cita con la mera investigación policial. Por tanto, Los seres huecos puede tomarse como un guiño a las novelas de detectives victorianas de la vieja escuela, pero situada en nuestro contexto contemporáneo y con altas dosis de acción más consecuentes con la literatura actual.
Tres líneas temporales, una historia
Los seres huecos se desarrolla a través de 3 líneas temporales que nos llevan desde 1582 y el origen de Hugo Blackwood, hasta la más absoluta actualidad. Por el camino, una tercera vía nos conduce hasta 1962, para seguir el caso en paralelo de un joven negro poseído y como uno de los primeros agentes negros del FBI resuelve el caso. Ambas líneas, adyacentes a la contemporánea, funcionan como una especie de intersección que trata de dar sentido a la historia, superponiéndose y formando un todo repleto de potencial no explotado.
Las apenas trescientas páginas deLos seres huecos se sienten correctas, pero demasiado simplificadas. Aunque cada una de las tres historias agrega algo a la trama, los personajes principales (Odessa, Blackwood y Solomon) quedan prácticamente desdibujados y los peligros a los que se enfrentan son pintarrajeados con apenas un par de rasgos. Como por ejemplo esos seres huecos que menciona el mismo título de la novela, unas entidades demoníacas bastante interesantes y núcleo de la investigación, con reminiscencias a la película Poseídos (Fallen, 1998) de Gregory Hoblit y su ángel caído Azreal. Ojalá un poco más de desarrollo místico en alguna de las siguientes entregas.
Una gota de realidad entre tanto ente sobrenatural
Quizá uno de los elementos más interesantes de Los seres huecos es como se ancla a nuestra realidad actual. No hablo del Covid-19, si no del movimiento Black Lives Matter. Y es que Del Toro y Hogan aprovechan la trama de 1962 y la figura de uno de los primeros agentes negros del FBI para explorar áreas temáticas de la historia estadounidense como la esclavitud y el racismo del sur profundo americano. A colación, salen elementos como el KKK o las fosas comunes de esclavos, esto último, confesado por el propio Guillermo del Toro, germen de la historia tras leer una noticia de saqueo en Nueva Jersey de dichas tumbas con fines ocultos.
La entrega piloto
La sensación que tuve al cerrar las tapas de Los seres huecos es la de que acababa de leer/ver un piloto. El episodio piloto de una serie procedimental sobrenatural, con un investigador de lo oculto tan interesante como misterioso, y un caso sobrenatural a la altura de un capítulo de Supernatural. Y es que, leyendo una entrevista que le hicieron al propia Chuck Hogan en Scifinow, tanto Guillermo del Toro como él han planteado Las cintas de Blackwood como una serie de volúmenes en las que escribir sobre más casos sobrenaturales que tengan que ver con el investigador, y no necesariamente con los seres huecos. Por mi parte, un acierto. ¿Habrá adaptación? Yo, ya la espero.