Año: 2016ISBN: 978-84-9454-196-4Nº de páginas: 198
Hace unos años tuve ocasión de leer la primera novela publicada por Isabel Garzo, Las reglas del olvido, un libro de corte intimista cuyo planteamiento y desarrollo me gustaron mucho, como podéis comprobar en la reseña que publiqué en el blog. Recientemente Isabel ha publicado su segunda obra, Los seres infrecuentes, y me ha invitado a sumergirme nuevamente en su historia, una invitación que yo no he dudado en aceptar.
Isabel Garzo
"Los seres infrecuentes" tiene por protagonista a Brais, un hombre que reside en Madrid junto a su esposa Elena y su hijo Jesús, ciudad en la que se ha forjado una carrera profesional relacionada con las nuevas tecnologías y donde, en compañía de su familia, se encuentra preparándose para un acontecimiento que supondrá un importante cambio en sus vidas. Siempre ha estado muy unido a su abuelo, un hombre que enviudó joven y tuvo que hacerse cargo de su único hijo, el padre de Brais, a quien este no llegó a conocer pues falleció junto a su madre cuando él tenía tan solo tres años. Fue entonces cuando el abuelo decidió abandonar su Galicia natal para instalarse junto al niño en Madrid, donde desde entonces se ha ocupado de él, viéndolo crecer y formar su propia familia. Sin embargo, las circunstancias harán que Brais tenga que regresar al pequeño pueblo gallego en el que nació, al que no ha vuelto desde entonces, enfrentándose así a sus orígenes y a historias cuya existencia desconocía que harán que tenga que reconsiderar todo en lo que había creído hasta entonces.Como ya me ocurrió con su anterior novela, he disfrutado mucho con la lectura de Los seres infrecuentes, un libro que en cierta manera me ha recordado en algunos aspectos a Las reglas del olvido. Sus historias son diferentes pero también en este caso estamos ante un libro que nos propone una situación que invita a la reflexión y que puede dar lugar a un pequeño debate en torno a las cuestiones que plantea, vinculadas en su mayor parte con las relaciones familiares.La estructura que Isabel Garzo ha seleccionado para desarrollar esta novela me ha parecido muy acertada. He de reconocer que al principio estaba un poco descolocada pues no veía la relación entre todo lo que la autora estaba exponiendo, pero a medida que avanzas las piezas comienzan a encajar y la historia te va atrapando sin remedio. Son un total de treinta y cinco los capítulos en los que viene dividido el libro, y a lo largo de los mismos se van alternando tres planteamientos, aunque la historia que gira en torno a Brais es la que tiene un peso mayor, siendo las otras dos una especie de complemento. Estos capítulos son en general muy breves, lo que hace que la lectura de Los seres infrecuentes sea muy ágil y dinámica, más teniendo en cuenta que existen ciertas dosis de intriga que impregnan la historia desde el principio, tanto en torno al pasado de Brais como a la relación que puede haber entre los tres hilos argumentales.Como os decía, en "Los seres infrecuentes" se desarrollan tres hilos argumentales y para cada uno de ellos Isabel Garzo ha seleccionado un tono concreto y ajustado a la historia que contienen. Los capítulos que se centran en Brais están narrados en primera persona por él mismo, mientras que en los otros dos casos se cambia a un narrador omnisciente para desarrollar un cuento, Ciudad de Lis, y la historia acontecida en torno a un matrimonio que formaban una pareja de cuento. En general Isabel emplea un estilo intimista, cuidadoso, delicado y próximo al lector que hace que la lectura resulte muy agradable, y en los capítulos que dejan a un lado a Brais ese estilo deja paso a una atmósfera más de fábula, acorde con el carácter de las historias que desarrollan, especialmente en aquellos que recogen el cuento de Ciudad de Lis."Los seres infrecuentes" no es un libro que cuente con un excesivo número de personajes y la mayor parte de ellos desempeñan un papel secundario en la historia. Es Brais la figura central, se convierte en el protagonista al asumir la voz narrativa y al resto los vamos a conocer a través de lo que él nos cuenta. Son las personas que forman parte de su entorno, sus seres más queridos, y así nos hablará de su abuelo, ese hombre que desde niño se ocupó de él y le enseñó el camino para alcanzar la felicidad, su esposa Elena; su hijo Jesús o la anciana Íngrid. Si hay algo que tienen en común todos ellos es la cercanía y naturalidad con la que Isabel Garzo los presenta, son personas corrientes que han sido tomadas de la vida misma, con lo que es muy fácil sentirse identificado con ellos y entender por lo que están pasando. Y es eso lo que nos ocurre con Brais, un hombre que podría ser cualquiera a nuestro alrededor y al que vamos a llegar a conocer en profundidad gracias a las reflexiones que comparte con el lector. Asistiremos a la evolución que va experimentando y seremos conscientes de las dudas que van surgiendo a medida que vaya haciendo descubrimientos, mostrándonos claramente sus sentimientos y emociones.La trama de Los seres infrecuentes es la vía que Isabel Garzo utiliza para abordar diferentes cuestiones y, como ya señalaba, se convierte en un libro que invita a la reflexión. Es inevitable meditar acerca de lo que le está sucediendo a Brais, ponernos en su lugar y pensar cómo reaccionaríamos nosotros en una situación similar. El propio Brais en diversos momentos se hace preguntas que quedan abiertas y para las que podemos buscar nuestras propias respuestas: “¿Cuánto puede durar una alegría expuesta? ¿Acaso no somos más vulnerables cuanta más felicidad mostramos?” “¿Era peor alguien por no conseguir, en un momento dado, renunciar a la emoción o al amor verdadero en pro de las normas sociales establecidas, ni siquiera del respeto a otra persona?”Cascada Ézaro
La familia y las relaciones que se establecen entre sus miembros; los vínculos que se crean de forma inevitable en la vida como por ejemplo al nacer con nuestros padres, o aquellos otros que nosotros mismos seleccionamos como en el caso de las adopciones o de los matrimonios; el destino de cada uno y nuestra capacidad para modificarlo; las coincidencias que se producen en la vida; la importancia de los pequeños detalles del día a día; la necesidad de protección; la búsqueda de la felicidad o los sentimientos que experimentamos en cada momento son algunas de los temas sobre los que la autora incide, cuestiones que son habituales en el día a día de cualquiera y que hacen que nos impliquemos aún más en la lectura y disfrutemos de su carácter introspectivo.Al igual que ocurría en Las reglas del olvido y os habréis dado cuenta por lo que os he contado hasta ahora, no es una novela en la que los escenarios tengan demasiada importancia. Sin embargo hay una localidad que sí que queda retratada con ciertas pinceladas, las justas para despertar nuestro interés por ella más si, como es mi caso, no la conocemos. Se trata de Ézaro, una parroquia perteneciente al concejo de Dumbría, en plena Costa de la Muerte gallega, y que por lo que Isabel Garzo nos cuenta parece ser un pueblo de lo más pintoresco, con rincones que merece la pena descubrir como esa cascada a través de la que el río Jallas desemboca en el mar.Los seres infrecuentes son esos seres llenos de luz que aparecen en nuestra vida y que nos ayudan a verlo todo claro, a ser nosotros mismos y a sentirnos bien. Son esas personas a las que Isabel Garzo hace desfilar a través de su novela, dando lugar a una historia de corte intimista y reflexivo que se lee con agrado y que incluye ciertas dosis de suspense e incluso metaliteratura al albergar un precioso cuento en su interior. Si te ha gustado mi reseña, puedes comprar Los seres infrecuentes a través de los siguientes enlaces: Gracias a la autora por facilitarme el ejemplar para su reseña