Los siete magníficos

Publicado el 09 noviembre 2014 por Wig
Moverse entre pecados es terreno movedizo. Me encontré con este no se qué de las pasiones ahí tan bonito que cuando me detuve a verlo bien, me encontré con una representación casi exacta del comportamiento humano. Somos pasiones, si quieren, muy en el fondo; pero pasiones al fin y al cabo. Sin embargo, estas siete son el paradigma contra los que siempre ha luchado la filosofía del pensamiento antiguo. Y después, el cristianismo, aunque éste le endorsó la etiqueta de pecados capitales contra la moral y la ética de dios. Pasamos de reconocer las debilidades perjudiciales de los excesos de las pasiones para poder disfrutar de un buen juicio emocional a castigarlos con arder en el infierno. Los antiguos reconocían que estos siete temperamentos emocionales eran perjudiciales para con el juicio moral y social con los demás, y la filosofía perseguía superar esos comportamientos a través del pensamiento y la reflexión interna. Y de ahí, nos perdimos en una amalgama de pecados y suplicios de prejuicios morales para contra nuestras propias pasiones. Reconocer estas negativas pasiones en el hombre es reconocerlas en dios mismo. Y eso es una herejía. No sé por qué el Hombre idólatra se puso en contra del propio Hombre, pero ni aún, 2.000 años después, nos hemos recuperado de esa mala interpretación del Universo que  ni siquiera la Ciencia puede superar. Esas pasiones van dentro del manual del Homo Sapiens Sapiens, y la felicidad pasa por combatirlas, no les quepa la menor duda, pero de ahí, al negar la evidencia, es volver a "las cavernas" del propio pensamiento humano. Es como el fútbol.