Los ministros de Finanzas de los países del G-20 acordaron ayer en Washington realizar un seguimiento exhaustivo a los siete países potencialmente capaces de desatar una próxima crisis financiera mundial. A estas alturas, se sabe que un simple resfrío es capaz de provocar una epidemia global. La idea del G-20 es someter a estos siete países a una fuerte vigilancia financiera por su riesgo sistémico y por su capacidad para contagiar al resto del planeta. ¿No será demasiado tarde?
El antídoto que empleará el G-20 será identificar los desequilibrios en tres grandes áreas: deuda pública y déficit fiscal, ahorro y deuda privada, y los desequilibrios externos (balanza comercial y flujos netos de inversión y transferencias). Los siete países que hoy se encuentran en esa lista de alta peligrosidad son Estados Unidos, Reino Unido, Japón, Francia, Alemania, China e India. Brasil sería el octavo país dependiendo si se aplica el PIB en dólares o en paridad de poder de compra.Una mirada no convencional al neoliberalismo y la globalización