Según la encuesta Publiscopio, publicada hoy en el diario Público, ha vuelto ocurrir: Se aumenta la brecha entre populares y socialistas a favor de aquellos. 13.4 puntos les separan.
Estos ciudadanos disgustados enormemente con el PSOE, según estos datos, se quedarían en su casa mayoritariamente. Digo mayoritariamente porque algunos votos irián a la izquierda parlamentaria. Así Izquierda Unida, según esta encuesta, tiene sus mejores resultados con el 7,5% de los votos, de la intención de voto.
En menos de un mes, el gobierno Zapatero ha despilfarrado el efecto de la remodelación del gabinete. A mí no me extraña nada porque los socialistas han vuelto a errar en el ánalisis de la situación. Ellos afirman que tienen un problema de comunicación con el electorado. Puede que sí. Pero no constituye la esencia del rechazo.
Su problema no es cómo lo dicen, sino lo qué dicen. Porque es difícil entender que un gobierno socialista intente reducir el déficit con una reforma laboral asocial, con una congelación de las pensiones, con un aumento de la edad de jubilación, con unas privatizaciones de empresas y servicios públicos rentables y con un larguísimo etcétera.
El problema del gobierno socialista no es lo mal que lo cuenta todo, que también, sino que ha renunciado a gobernar los intereses generales para gobernar los intereses de los mercados financieros.
La llegada, de momento al parecer inevitable, de los populares a la Moncloa no hará más que abrir la brecha entre estos intereses de la ciudadanía y los de la clase más privilegiada. Ya lo sabemos.
Por eso necesitamos una izquierda auténtica que haga de contrapunto. Fuerte, sólida, enérgica. El incremento de Izquierda Unida parece esperanzador, aunque de momento no es suficiente dado lo que le cuesta a este partido conseguir un escaño. Sin embargo deberían hacer un mayor esfuerzo de integración y contar con sus líderes más mediáticos y no dejarles en una cierta marginación. ¿No les parece?
Épocas complicadas, sin duda