Es tal el número de sus damnificados que, en ese campo de batalla lleno de muertos y heridos por sus invectivas, me sorprendió mucho, como indemne elogiadísimo, Ángel Álvarez de Miranda. El casi desconocido historiador y escritor español de la mitad de siglo, padre de un reputado académico de la Lengua actual, es de los pocos que no es criticado en un libro del que debo escribir una nota de la que ya tengo el título: "Los supervivientes de la lengua... de Morán", o algo así. Y la encabezaré (por aquello de la A y del orden de aparición en la obra) con AAM.
Es tal el número de sus damnificados que, en ese campo de batalla lleno de muertos y heridos por sus invectivas, me sorprendió mucho, como indemne elogiadísimo, Ángel Álvarez de Miranda. El casi desconocido historiador y escritor español de la mitad de siglo, padre de un reputado académico de la Lengua actual, es de los pocos que no es criticado en un libro del que debo escribir una nota de la que ya tengo el título: "Los supervivientes de la lengua... de Morán", o algo así. Y la encabezaré (por aquello de la A y del orden de aparición en la obra) con AAM.