Todos los libros llevan a otros libros, pero algunos son un auténtico trampolín. Nada más terminar ‘Los surcos del azar’ me balanceé sobre la tabla, cogí impulso y me lancé enseguida al índice de ‘La última gesta’. Necesitaba saber más sobre Miguel Campos, el anarquista de la Nueve a través de cuya vida Paco Roca ha reconstruido en su novelón gráfico la aventura de los republicanos españoles que combatieron en la IIGM. Soldados por azar que combatieron durante siete, ocho, nueve años, en dos continentes y un puñado de países. Hombres que lo perdieron todo con Franco y apenas lograron unas líneas en los libros de Historia tras vencer a Hitler.
“El 14 de diciembre de 1944 – escribe Secundino Serrano en ‘La última gesta’ -, en el curso de una patrulla en Alsacia, la vida de Campos entró en una nebulosa: historiadores y testigos no coinciden en sus noticias. Unos apuntan que murió en una emboscada (…) La mayoría sospecha que desertó (…) Un final de leyenda para un personaje mítico”. Roca lo reencuentra en una ciudad de Francia de cuyo nombre no quiere acordarse, un martes lluvioso y otoñal, nonagenario con muleta, dolencia crónica en el hígado y una memoria encerrada en una caja fuerte. Cual ladrón habilidoso, el dibujante mueve la cerradura con suavidad, hasta lograr que el viejo Campos revele sus secretos.
‘Los surcos del azar’ comienza un martes sin fecha y termina siete días más tarde, en la escala de grises con la que Roca retrata nuestro presente. Sin moverse de la cocina y el cuarto de estar de la casa del anciano, Roca nos lleva a través de la conversación con Miguel Campos a un viaje que se inicia en el puerto del cercado Alicante, donde miles de republicanos intentan escapar de una ejecución probable y una prisión segura, a finales de marzo de 1939. “Continuamente debíamos tomar decisiones sobre nuestro futuro que no sabíamos dónde nos llevarían”, reflexiona Campos, mientras Roca traza los mapas del éxodo republicano: a los campos de concentración de las playas del sur de Francia, a los desiertos de Argelia…
Campos, un anarquista canario que podría haber sido un personaje de ‘El corto verano de la anarquía’, de Enzensberger – ¡otro libro para releer! – se alistó en el ejército francés y terminó combatiendo en la novena compañía de la Segunda División Blindada del general Leclerc. Soldados españoles con uniforme y armas estadounidenses, mandados por oficiales franceses, como el capitán Raymond Dronne, que les llamaba sus cosacos. Una banda de hermanos cuyas ideas políticas reflejaba la división republicana: socialistas, anarquistas, comunistas… Les unía el deseo de ganar a Franco derrotando a Hitler, la reflexión lógica de que la caída del nazismo implicaría el final de la dictadura en España.
No lo lograron, claro, y su derrota fue nuestra derrota. “Las pérdidas republicanas de la División Leclerc – escribe Secundino Serrano – en territorio francés y alemán resultaron desproporcionadas. Así, de los 144 españoles que desembarcaron en Normandía sólo llegaron a Berlín 16 hombres”. Eran muy pocos para cambiar nada, pero la Historia les brindó la oportunidad de ser las primeras tropas aliadas que entraron en París, en sus blindados estadounidenses bautizados con nombres de victorias republicanas: Guadalajara, Teruel, Madrid…, con la tricolor española ondeando en las antenas de sus radios. “¡Han llegado!” titula Liberation el viernes 25 de agosto de 1944, con una foto de un sonriente Amado Granell.
Era un reto dificilísimo contar la historia de la Nueve sin enredarse en el mito. Roca lo ha resuelto utilizando el color como un recurso narrativo, mezclando los grises del presente con un pasado en color, también en varias tonalidades, para diferenciar la luz del desierto africano de la primavera inglesa o el verano francés. Con su narración cinematográfica, ha creado una película que ya no hace falta rodar. Cada viñeta es un plano y ninguno es innecesario. Lo mejor es que el retrato de Roca del presente del anciano es tan interesante como la aventura del joven.
“Para qué llamar caminos a los surcos del azar” escribió Antonio Machado muchos años antes de que el último surco de su vida le llevase a morir como exiliado, a descansar para siempre en el pequeño cementerio de Collioure. Imposible encontrar un título mejor para contar la historia de estos hombres casi olvidados. Roca rinde homenaje al poeta, al que retrata con la mirada perdida entre la columna de refugiados, pero con este novelón gráfico cumple también el célebre verso de Cernuda: “Recuérdalo tú y recuérdalo a otros”, una frase que ya robó Ronald Fraser hace muchos años para titular su libro. Otro libro para leer, o releer, este 2014. Otro salto en trampolín.
‘Los surcos del azar’. Paco Roca. Astiberri Ediciones. Bilbao. 2013. 328 páginas, 25 euros.
Pd.: En este enlace podéis disfrutar de los dos primeros capítulos. ¡De nada!