Los "terribles dos años": Empatizar, dialogar y distraer.

Por Gracitata @Lactandoamando

Y si, amigos, mi niño ya tiene dos años y ha entrado en esa fase que algunos llaman “los terribles dos años”. En parte puedo comprender su nombre, pero me parece desproporcionado teniendo en cuenta las circunstancias de un pequeño de dos años:
  • Un niño/niña a los dos años ya sabe andar correctamente (aunque hasta bien entrados los tres añitos siga cayéndose constantemente), se mueve por toda la casa y por su altura ya llega a casi todos los sitios y si no llega, su destreza para treparsubir a las sillas y demás hará que llegue.

  • Un niño de dos años ya va hablando muchas palabras y entre esas palabras que ya controla una de sus favoritas es “NO”, quizá porque es una de las que más nos ha escuchado a nosotros desde hace más de un año, ¿nunca lo habéis pensado?. Y nos dirá que no a todo lo que le preguntemos o pidamos.
  • A su vez, un niño de dos años tiene aun un vocabulario muy limitado y aunque en su mente ya va comprendiendo mucho de lo que le decimos y sabe lo que quiere decirnos, no le salen aun las palabras, por lo que en muchas ocasiones se frustrará cuando intente contarnos algo y no lo entendamos.

  • Un niño de dos años aunque tendrá sus momentos de independencia en los que querrá jugar solito, aún nos necesita en todo momento, si quiere jugar solito nos necesita a su lado y si quiere jugar con nosotros necesita que nos convirtamos en sus compañeros de juegos dejando a un lado todo lo que estemos haciendo.

  • Un niño de dos años está aprendiendo el larguísimo camino de ser independiente para todo, por lo que algunas veces querrá hacer cosas él solo sin nuestra ayuda, como comer con el tenedor y la cuchara, beber de su vasito, quitarse y ponerse la ropa y los zapatos, o subirse solo al coche, la silla…

  • Un niño de dos años querrá seguir investigando todo lo que tiene a su alrededor, al fin y al cabo, cada día descubre algo nuevo que llama su atención, querrá tocarlo todo, cogerlo todo y aprender para que sirve cada cosa que cae en sus manos.

  • Un niño de dos años comienza a sentir la necesidad imperiosa de imitar todo lo que sus papás decimos y hacemos, como método de autoaprendizaje y porque, si lo hace o dice mamá o papá será que se hace o dice así.
  • Un niño de dos años sigue necesitando la presencia de sus padres, día y noche, y aunque ya podamos dejarlos con los abuelos o tios de vez en cuando si tenemos que ir a algún sitio sin temor, el resto del tiempo necesitan sentirnos cerca, incluida la noche.

  • Un niño de dos años que es amamantado lo seguirá necesitando durante un tiempo más, y aunque el destete natural depende de cada niño y será gradual, por lo general a esta edad siguen necesitando el pecho bastantes veces al día, ya no tanto como alimento, que sigue siendo importante, sino como consuelo, relajo y placer.

  • Un niño de dos años tiene muchísima energía, por lo que necesita tener una actividad intensa durante todo el día y no parará de jugar, de saltar, de correr y de gritar.
  • Un niño de dos años, a pesar de no ser tan bebé, aún no razona como un adulto, ni siquiera como un niño de tres o cuatro años, aún no comprende el porqué de la mayoría de cosas que le pedimos o que le prohibimos, no sabe reconocer los peligros claramente y no entiende de orden ni de limpieza, de dar las gracias ni de pedir las cosas por favor.

  • Un niño de dos años aun no sabe como controlar su frustración, sus nervios, su decepción, su enfado y actuará ante todo lo que ya hemos mencionado gritando, chillando, llorando, tirándose al suelo y pegando, incluso pegándose a si mismo.
  • Un niño de dos años, a pesar de querer ser cada vez más independiente nos sigue necesitando para todo, por lo que nos pedirá atención continuamente, querrá que juguemos con él o simplemente que le acompañemos mientras juega solito. Necesita y pide brazos, abrazos y besos, quiere que le besemos las pupitas…
  • Un niño de dos años no controla aún demasiado bien ni su fuerza ni la intensidad de su voz, por lo que lo dirán casi todo gritando y a veces notaremos que sus “caricias” pueden hacer mucho daño…:D
Y después de aclarar todo esto, ¿qué podemos hacer nosotros, como padres para sobrellevar este periodo y sobre todo, para ayudarles a desarrollarse y superarlo?.
Pues lo primero que quiero aclarar es que ante todo esto, comprendo, además de primera mano, que tener un niño de dos años resulte estresante, un poco desesperante y muy agotador, pero también, como padres, debemos empalizar con nuestros hijos y comprender cómo se sienten ellos en este periodo y reconocer sus necesidades afectivas, de juego, de desarrollo y de actividad.. Comprender que lo que les ocurre es completamente normal y sano, aunque a veces cueste creerlo y que forma parte de su correcto desarrollo.
Y este es el primer paso para ayudarlos, ponernos en su lugar, comprender que son muy pequeños para que actúen como nos gustaría y que los niños son eso, niños, y solo debemos esperar de ellos lo que les corresponde a su edad.Y es que, a pesar de todo esto, aun existen muchos padres empeñados en que sus hijos de dos o tres años se comporten como un adulto (o como se debería comportar un adulto, claro), con una educación exquisita, ser ordenados, limpios, que no interrumpan, que no molesten y que sean independientes. Y yo os pregunto, ¿de verdad queremos eso para nuestros hijos?, porque si lo pensamos, la amplia mayoría de adultos tampoco cumplimos todas estas premisas ni falta que hace. ¿Para qué quieren tener hijos esos padres que se comportan así?.
Y volviendo al tema que nos atañe, los padres somos el ejemplo a seguir de nuestros hijos, su futuro comportamiento será el reflejo del nuestro y a esta edad, como he dicho antes, los niños nos intentarán imitar en todo, por esto ahora es el mejor momento para incentivarlos a hacer todo eso que nos gustaría que hicieran, como ser ordenados, cepillarse los dientes, comer de todo o limpiar.  
Evidentemente no confundamos esto con que pretendamos que nuestros hijos limpien, ordenen, se coman todo el plato que le ponemos o se cepillen a la perfección, con esto quiero decir que podemos ir enseñando, a través del juego (que a esta edad para ellos es lo que significa imitarnos en todo) lo que es correcto y lo que no. Habrá días que invitemos a nuestros hijos a recoger sus juguetes y lo hagan sin problema, porque ese dia forme parte de su juego recoger juntitos todos sus coches o muñecos, pero habrá días en los que, le digas lo que le digas, no lo harán, simplemente porque no les apetece y porque, a esta edad, no último que les importa es el orden y además, no essu labor, no tienen por qué.
Con respecto a esos “ataques” de independencia que les dan cuando llega la hora de la comida, del baño, de vestirse, etc, debemos de ser flexibles siempre que podamos y dejarlos aprender, aunque esto suponga muchas veces que acaben llenos de comida, que se pongan la camiseta en una pierna o los zapatos al revés, ya irán aprendiendo, cometiendo esos errores y guiándose por nuestras indicaciones, a vestirse correctamente, a utilizar los cubiertos y beber correctamente, a lavarse bien, a cepillarse bien los dientes, a usar el orinal….en fin. Todos, ahora que somos adultos, sabemos hacer esas cosas, ellos también lo conseguirán en su momento, solo debemos dejarlos que experimenten y aprendan.
Cuando se empeñan en hacer cosas que realmente no pueden hacer aun solos o son peligrosas para ellos, expliquémosles el motivo por el que no le dejamos e intentemos distraerles con otra cosa para que se le pase y olvide el enfado. También es una buena idea ofrecer alternativas viables, que ellos puedan realizar, seguro que lo harán contentos.
Con respecto a la actividad frenética de un niño de dos años, debemos procurar que tengan el espacio suficiente para que corran, salten y jueguen todo lo que necesiten y sobre todo, ya no tanto la superficie, sino la seguridad que hay en ese lugar. Un lugar sin lugares peligrosos donde se puedan subir, las ventanas siempre bien cerradas cuando estén solos en la habitación, enchufes aún tapados y esquinas y demás objetos peligrosos correctamente protegidos, pues nuestro pequeño aventurero se caerá bastantes veces al día entre correteos y juegos.
Aunque con el trabajo y nuestros quehaceres diarios sé que es complicado, debemos buscar tiempo para pasar con ellos, jugar, leer, bailar juntos, bajar al parque, pasear, correr…jugar a hacer una carrera, todo lo que a nuestro pequeño le guste hacer con nosotros y que además sirve para que suelte toda esa energía acumulada.
Como ya he dicho antes, veréis como, en muchas ocasiones, nuestro pequeño/a quiere contarnos algo con todas sus ganas, y con su limitado vocabulario (a esta edad no son capaces aun de crear frases de mas de dos palabras) intentan explicarnos con todo lujo de detalles lo que han hecho, lo que han visto o simplemente lo que les sucede, nosotros, ojipláticos, intentaremos entender lo que nos dicen, muchas veces acabaremos por entender, pero otras no habrá forma y claro, ante esto nuestros hijos se sentirán limitados y por tanto frustrados por ello, por lo que se mostrarán enfadados, es normal. Debemos escucharlos con atención y sobre todo tener paciencia con ellos, ir diciéndole cosas para comprobar si es lo que realmente nos dicen o necesitan, seguro que acertamos :)
Debemos ofrecerle nuestro cariño siempre que queramos y siempre que nos lo pida, besos abrazos, palabras de cariño, juegos, cosquillas…cualquier muestra de amor por parte de papá y mamá es válida para ellos y les hará sentir muchísimo más seguros de sí mismos y de sus padres. Que no os engañen con eso de que ya es muy mayor para cogerle en brazos, llevarlo en portababés o “mimarlo” tanto, porque las muestras de cariño, los abrazos y los besos los seguirá necesitando durante toda su vida, ¿vosotros no?, y mucho más durante la infancia. 
Debemos de estar ahí siempre que lo necesiten, tanto para alabar todo lo bueno que hacen como para corregir sus errores, mediante el diálogo, explicándole con palabras sencillas qué está bien y qué está mal, que se espera realmente de él/ella, aunque de momento no sean capaces de entenderlo por completo, irán interiorizándolo y aprenderán a comportase correctamente mucho antes que si solo usamos castigos y represalias.
Si ya están frustrados, enfadados o simplemente tienen un mal, día, hagamos que se sientan comprendidos y lo mejor que podemos hacer es distraerlos con otra cosa para que se les olvide su berrinche, es el mejor remedio.Y para terminar, y como ya he dicho antes, a esta edad nos comenzarán a imitar en todo, por lo que es importante dar un buen ejemplo, tanto en lenguaje como en nuestros actos.Si damos amor y respeto recibiremos amor y respeto en la mayoría de las ocasiones, con los niños pasa lo mismo. 
No los volvamos locos, por favor, no les permitamos hacer hoy una cosa y mañana no, no nos volvamos locos un día soltando palabras mal sonantes y burradas delante de ellos y al día siguiente les castiguemos porque “eso no se dice”, no tengamos comportamientos delante de ellos que no queramos que tengan nuestros hijos, porque, lo más seguro, es que los repitan en algún momento y, como he dicho antes, si ya han repetido algo que hemos hecho o dicho nosotros en su presencia, no les culpemos a ellos y corrijamos nuestro propio comportamiento, esto funciona muchísimo mejor a largo y a corto plazo.
Y démosle grandes dosis de amor, que es el remedio más efectivo contra casi todos los males.El amor de un padre por sus hijos puede con todo.